Concepto
En el siglo XIII, en plena Inglaterra medieval, se utilizaban unas tablillas de madera de nogal o de sauce, denominadas tarjas (“tally” en terminología inglesa), para representar y autentificar las obligaciones financieras.
Características
Las tarjas solían tener una longitud de entre 15 y 20 centímetros, con un breve texto que describía una transacción u obligación. Cada tarja tenía una sección aproximadamente rectangular y estaba realizada en una delgada rama a la que se le hacían muescas con signos que indicaban las cantidades debidas. La muesca en forma de “V” indicaba libras, los surcos más anchos indicaban chelines y las muescas finas indicaban peniques.
El nombre del deudor y una breve nota de descripción sobre el contrato se escribían en una cara de la tablilla y, después, presumiblemente, la tablilla se dividía verticalmente en dos: el deudor mantenía una pieza, la “hoja”, y el acreedor retenía la otra, el “stock”. La división vertical en la tablilla iba desde un extremo de la misma hasta casi el extremo final, e impedía que una de las partes pudiera añadir deuda en su parte de la tablilla, ya que para su redención era preciso juntar de nuevo las dos partes y comprobar que las muescas coincidían. La tablilla retenida por el acreedor tenía la parte entera de la base original del árbol o arbusto del que fue cortado. En todos los casos, esa parte de la tablilla resultaba ser la del acreedor.
Algunas de las tarjas que se conservan representan deudas a la Corona, otras a la Iglesia y otras hacen referencia a posibles deudas inmobiliarias. Asimismo, constituyeron una parte fundamental del sistema de recaudación de impuestos de la época.
En las tarjas se podían observar los dos elementos fundamentales que luego darían lugar a las obligaciones e incluso las acciones cotizadas en bolsa:
- - La matriz de los títulos, representada por la parte de la tablilla que retenía el acreedor.
- - El título representativo y susceptible de ser negociado, que ya tomaba el nombre actual “stock” en inglés, antecedente de las bolsas de valores (“stock exchange” en lengua inglesa).
El término británico para las obligaciones de renta fija viene directamente de la utilización que siguió manteniéndose de los “stocks” y “hojas” hasta el comienzo del siglo XIX para registrar los préstamos en el Banco de Inglaterra. Durante generaciones, tener un “stock” en el Banco de Inglaterra significaba literalmente que una persona mantenía un “stock” acreedor de madera, y los dividendos o cupones se cobraban mediante la presentación del “stock” en el Banco.
En el siglo XIV, en torno a 1320, los caballeros ingleses comenzaron a utilizar las tarjas para realizar transferencias, anticipar ingresos, asignar y recolocar deudas y operar en efectivo. De hecho, las tarjas circulaban como si fueran letras de cambio negociables, y permitían a la Hacienda inglesa de la época, utilizarlas para anticipar ingresos descontándolas a un determinado precio, con lo que los funcionarios podían intercambiar unas deudas por otras, modificando plazos o tomando efectivo.
Durante casi seis siglos siguió funcionando el sistema de tarjas como reconocimiento de obligaciones financieras. La inflación hizo que se pasara de los 15 centímetros iniciales a casi metro y medio en el siglo XVIII, llegando a tener algunas casi dos metros y medio. La inoperatividad de las mismas hizo que en 1782 se promulgase una ley que abolió este instrumento financiero, estipulando el reemplazo de las tarjas de madera por recibos de papel. En 1826 fallecieron los últimos poseedores de tarjas, y en 1834, la Hacienda inglesa destruyó todas sus existencias de tarjas, desapareciendo este instrumento del mundo financiero.
Recuerde que...
- • Las tarjas fueron durante casi seiscientos años el instrumento utilizado para el reconocimiento de deudas entre particulares, y entre particulares y entidades públicas o privadas en Inglaterra.
- • Una parte de la tarja era retenida por el acreedor, y se denominaba “stock” en terminología anglosajona, siendo el origen de la actual denominación de las bolsas de valores (“stock exchange”).