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Beneficio contable

Beneficio contable

Impuesto sobre Sociedades
Contabilidad y finanzas

Concepto

El beneficio contable de una empresa viene determinado por la diferencia positiva entre los ingresos (ventas, prestación de servicios, etc.) y los gastos necesarios para generar dichas ventas (compras, gastos salariales, gastos generales, etc.) durante un ejercicio. Sin embargo, teniendo en cuenta la doctrina del Marco Conceptual del Plan Contable, no todos los ingresos y gastos del ejercicio formarán parte del resultado, ya que puede haber ingresos y gastos que se tengan que imputar directamente al patrimonio neto.

Asimismo, es importante recordar que el período de cálculo para obtener el resultado contable suele tener una duración anual, aunque se puede estimar para períodos más cortos.

El beneficio como magnitud relativa

En palabras del profesor José Rivero Romero: “El beneficio contable es una magnitud relativa, al constituir el resultado de juicios realizados por el experto contable en su intento de comparar ingresos y gastos”. El motivo de esta afirmación se fundamenta en suponer que el beneficio contable no es una magnitud exacta, ya que su valor surge de apoyarse en criterios de valoración, lo que supone aplicar medidas y juicios de valor. Además, al determinar que el resultado está referido a un ejercicio económico, esto conlleva la periodificación de los ingresos y gastos, es decir, aplicar el principio de devengo, que marca una frontera entre lo que se debe imputar al ejercicio, ingresos y gastos que afecten al mimo, con independencia de si los ingresos han sido cobrados y los gastos pagados.

El beneficio del ejercicio económico es un valor de gran importancia, pues, si ha sido calculado de forma razonable y se obtiene un rédito suficiente, la empresa habrá alcanzado el equilibrio, y lo más probable es que no tenga problemas de liquidez. No obstante, no se debe asimilar beneficio con tesorería, cuestión que surge constantemente en el mundo de las pequeñas empresas, tanto mercantiles como individuales. Como ya se ha apuntado, el beneficio sería la diferencia positiva entre ingresos y gastos y la tesorería, o mejor dicho, el estado de la tesorería, viene determinado por la gestión que se haga de los plazos de cobro y pago. Pero al margen del circuito de cobros y pagos, se debe entender que no todos los pagos que se realizan son gastos. Es un error muy habitual asimilar los “pagos” y los “gastos”, cuando ni contable ni fiscalmente es así.

Un ejemplo muy ilustrativo sería la adquisición de un elemento de transporte, suponiendo que se ha pagado al contado. Este hecho significa un pago para la empresa pero no es un gasto, ya que contablemente esta inversión estará sujeta a un proceso de amortización, que vendría a significar que se transformará en gasto en la medida que dicho elemento de transporte se vaya depreciando.

Ajustes por periodificación contable

Siguiendo la doctrina contable, los ingresos se reconocen en la cuenta de pérdidas y ganancias cuando sean probables, sobre la base de la mejor estimación de la información de que se dispone en el momento de su registro, de que la empresa obtendrá los resultados relacionados con los mismos para el período en que se calcula el beneficio o pérdida. Por otro lado, los gastos deben ser reconocidos tan pronto como se posea conocimiento y pueda realizarse una estimación fiable de la eventual pérdida que el hecho contable en cuestión es susceptible de generar en la empresa. Además, las operaciones deben ser registradas en función de su devengo y no de su cobro o pago. Esta circunstancia requiere que se hagan ajustes de periodificación antes de realizar la regularización, de tal forma que se atienda a la corriente real de la operación, al margen de la fecha de su cobro o pago.

La regularización contable

La regularización contable tiene como objeto la determinación del beneficio obtenido por la unidad económica en un período determinado. Con este proceso todas las cuentas de diferencias, es decir, gastos e ingresos que se tienen que imputar a la cuenta de pérdidas y ganancias, quedan saldadas.

Los gastos son consumos de activos y los ingresos representan recuperaciones de activo, por tanto si estos últimos son mayores que los consumos aparecerá un excedente que denominamos beneficio. En caso contrario, surgiría una pérdida. Por ello, el beneficio al final del ejercicio económico coincide con un aumento de activo y del patrimonio neto, mientras que las pérdidas significan una reducción de las mismas masas patrimoniales. En definitiva, cuando nos referimos a resultado, en realidad queremos decir variación patrimonial.

Determinación del beneficio

La cuenta de pérdidas y ganancias del Plan General de Contabilidad recoge el resultado del ejercicio, formado por los ingresos y los gastos del mismo, excepto cuando se deban imputar de forma directa al patrimonio neto de acuerdo con lo establecido en las normas de registro y valoración.

La cuenta de pérdidas y ganancias se puede dividir en los siguientes segmentos:

Cuenta de pérdidas y ganancias
+ Operaciones continuas
= + Resultado de Explotación
+ Resultado Financiero
= + Resultado antes de impuestos
+ Resultado del ejercicio procedente de operaciones continuas
+ Operaciones interrumpidas
= + Resultado del Ejercicio

Las operaciones continuas engloban todos los gastos e ingresos, entre otras magnitudes, que tienen relación con la gestión económica de la empresa. La diferencia, si es positiva, da como resultado el beneficio antes de intereses y de impuestos o “Resultado de Explotación”. Este resultado informa sobre la eficiencia operativa de la empresa, al dejar fuera los intereses e impuestos. Al depender este resultado solamente de los activos para generar rentas, permite una comparación interempresas más apropiada, al estar liberado de las cargas financieras.

Por otro lado, el “Resultado financiero” supone calcular la diferencia entre los ingresos y los gastos por operaciones financieras. Como consecuencia de la suma de los dos resultados anteriores se obtiene el “Resultado antes de impuestos”, y si este ha sido positivo se le restará el correspondiente “Impuesto sobre beneficios”, obteniéndose finalmente el “Resultado del ejercicio”.

No obstante, la firma puede presentar actividades interrumpidas, que se originan cuando un componente de la empresa ha sido enajenado o se ha dispuesto de él por otra vía, o bien ha sido clasificado como mantenido para la venta. Si se produce, sería un factor positivo o negativo del resultado final.

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