Concepto
Economía gig (gig economy) se refiere a un modelo de empleo basado en trabajos cortos, esporádicos, que muchas veces implica la realización de labores específicas dentro de un proyecto, a través de la utilización de plataformas digitales. Se trata de un modelo de pequeños encargos, donde el trabajador salta de un empleo a otro, y a cambio percibe un sueldo, pero un porcentaje de ese salario se lo tienen que entregar a la plataforma mediadora (en su mayoría, start ups). Además, no dispone de una cuantía fija de ingresos o un horario de trabajo predecible. El término gig proviene de la jerga musical y se refiere a las actuaciones cortas que realizan los grupos musicales y que podrían traducirse como “bolos”.
Los empleados gig aportan sus conocimientos a empresas y negocios frecuentemente por horas o días sin que medie un contrato laboral y sin exclusividad. Es por tanto un concepto muy próximo al del empleado autónomo, pero con la diferencia que el empleo gig está fuertemente asociado a desarrollo de las plataformas digitales (algunos ejemplos pueden ser Upwork o Fiverr), y no tanto al mayor o menor grado de cualificación del empleo. En todo caso, es todavía un concepto algo difuso y poco explorado.
El empleo gig es un tipo de empleo bajo demanda en el que las plataformas digitales reducen los costes de transacción y alinean oferta y demanda de trabajo. En este tipo de empleo bajo demanda se ubicaría también otra categoría: el de empleo en la nube (cloud work). La diferencia entre ambos es sutil: mientras que en el empleo gig son los individuos los que utilizan las plataformas digitales para buscar clientes a los que ofrecer su trabajo, en el empleo en la nube son las empresas las que demandan via web las tareas o servicios que se necesitan se lleven a cabo.
Implicaciones
Las implicaciones de la eclosión de la economía gig, o del empleo bajo demanda en su conjunto, son duales. Por un lado, hay efectos positivos porque han otorgado oportunidades laborales a personas que habían sido desplazadas del mercado laboral (véase, por ejemplo, las plataformas de reparto de comida a domicilio o los servicios de vehículo de transporte con conductor). También permiten, para aquellas personas que ya tienen un empleo principal, adherirse a una fuente de ingresos complementaria. Otros efectos positivos de carácter más intangible, asociados a la posibilidad de vivir nuevas experiencias u oportunidades, disponer de mayor control sobre el trabajo, compatibilizar la vida personal con la familiar, o la adquisición de cualidades blandas (como la polivalencia o la flexibilidad), también deben ser mencionados.
También para las empresas se originan efectos positivos: la digitalización y la conectividad permite reorganizar sus actividades y tareas, de tal forma que un porcentaje del trabajo puede ser externalizado a personas que no están empleadas en la empresa. De esta forma se puede acceder a mano de obra especializada de manera flexible vinculada a proyectos concretos.
Sin embargo, también existe un lado menos amable, y es que la economía gig se asocia a crecientes niveles de precariedad y falta de seguridad, lo que puede hacer inviable o trastocar gravemente la realización de un proyecto de vida, además de otros efectos de carácter psicológico, como la existencia de altos niveles de frustración. De hecho, un porcentaje nada desdeñable de trabajadores se encuentran en la economía gig no por elección, sino porque no tienen otra opción.
Recuerde que...
- • La gig economy es un modelo de trabajo donde el trabajador “salta” de un trabajo a otro en pequeños encargos. Es la realidad palpable de que “el empleo para toda la vida” parece ser una entelequia del pasado.
- • La eclosión de las plataformas digitales está muy relacionada con el desarrollo de este fenómeno, que brinda indudables beneficios pero también interrogantes, lo que hace necesarias respuestas desde el ámbito político y regulatorio para adaptarse a esta nueva realidad.
- • Aunque el peso de la economía gig es todavía pequeño, está llamada a desempeñar un papel cada vez más relevante en los años venideros porque refleja cambios profundos en las formas de organización del trabajo. En todo caso, se necesitan métricas más afinadas para medir un fenómeno difuso y poco conocido.