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Hiperinflación

Hiperinflación

Contabilidad y finanzas

Concepto

Se denomina hiperinflación a aquella inflación que resulta extraordinariamente alta durante un largo período de tiempo. De acuerdo con el estudio clásico de Cagan (1956), una hiperinflación comienza en el mes en el que la tasa de inflación supera el 50 %. En todo caso, debe tenerse en cuenta que la calificación de un proceso inflacionario es casi siempre una cuestión relativa que es tributaria, entre otras cuestiones, de la trayectoria histórica de inflación que acredite el país objeto de estudio.

Causas y remedios

Los episodios inflacionarios suelen surgir de contextos socioeconómicos caracterizados por una combinación de Gobiernos débiles, desorden y descontento social, lo que explica, al mismo tiempo, que sean de corta duración.

La causa última de la hiperinflación (como la de la inflación), se encuentra bien en un aumento súbito de la cantidad de dinero en circulación, bien en un aumento de la velocidad del dinero, o una combinación de ambas.

El aumento de la cantidad de dinero en circulación da lugar al denominado “modelo monetario de la hiperinflación”, e implica producir moneda para hacer frente a unos gastos inabordables (muchas veces como resultado de una política fiscal muy laxa, y otras, debido a circunstancias extraordinarias), a través de la utilización del sistema fiscal. La introducción de más cantidad de dinero en circulación supone una subida de precios para cubrir la caída esperada del valor del dinero, que a su vez es respondida por la autoridad monetaria con una impresión de dinero todavía mayor, en una espiral que se retroalimenta.

Por su parte, el aumento de la velocidad del dinero como causa de la hiperinflación implica la existencia de falta de confianza acerca de la solvencia de la autoridad emisora de dinero, lo que explica que la gente opte por gastar a conservar efectivo, que pierde rápidamente su valor.

Existe un alto consenso acerca de cómo se puede atajar la hiperinflación. La clave está en practicar el ajuste fiscal, esto es, diseñar una política fiscal basada en la contención presupuestaria que no recurra a la expansión monetaria y se acompañe de una autoridad monetaria que resista la monetización del presupuesto gubernamental y que otorgue credibilidad. Frecuentemente el final de la hiperinflación significa también introducir una nueva moneda con objeto de restaurar la confianza perdida.

Efectos

Los efectos perniciosos de la hiperinflación son fáciles de imaginar y tienen que ver con:

La distorsión en los mecanismos de asignación de recursos y erosión de la eficiencia del mercado

Es un efecto que aparece con la presencia de cualquier tipo de inflación, pero que se agrava en gran medida cuando acontece una hiperinflación. Si los precios se mueven tan a menudo, dejan de ser indicadores fiables de la oferta y la demanda de los bienes y servicios.

La reducción de los saldos monetarios

Tasas de inflación tan sumamente altas explican la aparición de incentivos para reducir al máximo las tenencias de efectivo, lo que explica la aparición de los denominados "costes en suela de zapatos". Estos costes, que son específicos de las hiperinflaciones (de hecho, en las inflaciones moderadas tienen un impacto residual), se originan porque la reducción de esos saldos implica acudir más a menudo al banco, generándose costes de desplazamiento.

Distorsión de la producción como consecuencia del tiempo dedicado a deshacerse del efectivo

En las hiperinflaciones más intensas los trabajadores cobran con mayor frecuencia (puede que incluso más de una vez al día), y se apresuran a gastarlo o a cambiarlo por otra cosa lo antes posible.

Reducción drástica de la capacidad del Gobierno para recaudar impuestos

Este efecto se produce como consecuencia de que la deuda tributaria se expresa en términos nominales y no reales, lo que explica que los contribuyentes tengan incentivos para posponer al máximo el pago de su deuda. Con hiperinflación, el valor de la deuda tributaria es menor cuanto más tiempo pase. La consecuencia de todo ello es que la recaudación del Gobierno disminuye de manera ostensible durante la vigencia de estos episodios, lo que, a la postre, tiene un impacto muy grave sobre la capacidad de sostenimiento de las finanzas del Estado. A este fenómeno se le designa como el efecto Olivera-Tanzi, y puede devenir un círculo vicioso, dado que un descenso de la recaudación implicaría un aumento del déficit público que, a su vez, provoca un incremento todavía mayor de la inflación, que vuelve a retroalimentar el proceso.

Algunos ejemplos relevantes de hiperinflación

Son varios los episodios de hiperinflación que jalonan la historia económica reciente de algunos países. El caso más estudiado es el de la Alemania de Entreguerras, que aconteció durante la República de Weimar. El germen del episodio debe encontrarse en las fuertes indemnizaciones a las que tuvo que hacer frente Alemania para resarcir a las potencias vencedoras tras la Primera Guerra Mundial. Ante la imposibilidad de obtener esos recursos por vía fiscal, se recurrió a la impresión de papel moneda sin ninguna contención, hasta tal punto que desde enero de 1922 hasta noviembre de 1923 la inflación acumulada alcanzó el billón por ciento. Es conocida la anécdota de que en algunos restaurantes se permitía el pago antes de comer porque después los precios ya habían subido.

Otro episodio paradigmático de hiperinflación es el que aconteció en Hungría entre julio de 1945 y julio de 1946. Durante ese período Hungría soportó la hiperinflación más alta jamás registrada, y tuvo su origen en las compensaciones de guerra exigidas por el régimen soviético tras la finalización de la Segunda Guerra Mundial. Desde el 31 de julio de 1945 al mismo día de 1946, el coste de la vida se encareció en 10.600 cuatrillones (si se toma como base un índice de precios de 1 un año antes), con un promedio de inflación diario en la semana última del 158.496 %. Ante esa situación, el Gobierno húngaro reaccionó y aprobó un Plan de Estabilización que, entre otras medidas, supuso sacar de la circulación la moneda, el pengö e introducir una nueva moneda, el florín, una reforma integral del sistema tributario, una reprogramación de las deudas o el establecimiento de una frontera física definida. Los efectos del Plan fueron inmediatos: en los dos años posteriores la inflación se mantuvo en torno a un 8,5 % anual, lo que sirvió para conocer este proceso de estabilización como “el milagro de la moneda húngara”.

Otra hiperinflación de gran alcance es la que aconteció entre 1992 y 1994 en la antigua Yugoslavia, tanto por su duración como por su nivel máximo mensual de 314 millones en enero de 1994. El episodio de hiperinflación más reciente es el desarrollado en Zimbaue, que, si bien se fraguó a principios de la década de 2000 a raíz de la confiscación de las tierras agrícolas propiedad de la minoría blanca y la negativa al pago de las deudas contraídas con el FMI, conoció su episodio más álgido entre el año 2008 y principios de 2009. Se calcula que, en noviembre de 2008, la tasa de inflación anual era de 89.700 trillones por ciento, duplicándose los precios prácticamente cada día. En enero de 2009 se lanzó el billete de 100 billones de dólares zimbauenses, pero en abril se abandonó la impresión de la moneda nacional para sustituirla por rands sudafricanos y dólares estadounidenses, que se han convertido en las monedas aceptadas para el cambio.

Recuerde que...

  • La causa última de la hiperinflación: aumento súbito de la cantidad de dinero en circulación, o aumento de la velocidad del dinero, o ambas.
  • Para atajar la hiperinflación es necesario practicar un ajuste fiscal.
  • Efectos: distorsión en los mecanismos de asignación de recursos y erosión de la eficiencia del mercado, reducción de los saldos monetarios, distorsión de la producción y reducción de lacapacidad del Gobierno para recaudar impuestos.

© LA LEY Soluciones Legales, S.A.

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