Concepto y características
El mercado de trabajo está formado por el conjunto de trabajadores que están buscando un empleo u oferta de trabajo y de empresarios que requieren esa fuerza de trabajo o demanda de trabajo.
El mercado de trabajo tiene características propias que lo diferencian de otro tipo de mercados: amplia regulación; el salario, que es el precio que queda determinado en el mercado de trabajo, tiene fuertes connotaciones sociales y rigidez a la baja; el trabajo no es homogéneo y su movilidad es limitada; el paro es algo más que un desequilibrio de mercado; es un mercado institucionalizado, en el sentido de que las partes intervinientes no lo hacen de forma individualizada sino a través de sindicatos y patronales; lo que se intercambia no es trabajo sino, más bien, la disponibilidad a trabajar; la dimensión temporal es diferente pues se trata de una relación que conviene sostener en el tiempo; la información es limitada. En definitiva, se trata de un mercado con claras peculiaridades que hacen que su funcionamiento no sea el propio de un mercado competitivo.
El funcionamiento del mercado de trabajo
Para explicar el funcionamiento del mercado de trabajo es necesario analizar la oferta de trabajo, la demanda de trabajo y la determinación del equilibrio.
La oferta de trabajo
La oferta de trabajo está formada por las personas que buscan o tienen un empleo, lo que se denomina población activa.
Se considera población activa al conjunto de personas que, teniendo edad legal para trabajar, desean hacerlo con independencia de que estén ocupados o parados. Está condicionada por factores demográficos (tasa de natalidad y movimientos migratorios), institucionales (edad legalmente establecida para trabajar, sistema impositivo, legislación laboral, etc.) y económicos (situación económica, niveles de renta procedentes de otras fuentes, etc.).
En definitiva, la oferta de trabajo constituye el factor productivo trabajo y es la parte de la población que desarrolla tareas productivas. El resto de la población, población inactiva, no interviene en el proceso productivo, limitándose a realizar la función de consumo.
- — Población activa:
- • Ocupados (Ocupan un puesto de trabajo y reciben una remuneración).
- • Parados (Se encuentran en proceso de búsqueda de un puesto de trabajo remunerado).
- — Población inactiva: No forman parte del mercado de trabajo (jubilados, estudiantes, amas de casa y, en general, personas que no trabajan y no buscan empleo).
La oferta de trabajo de cada individuo depende, fundamentalmente, de dos factores: la disyuntiva entre el trabajo y el ocio y el coste de oportunidad del ocio, que viene dado por el salario que se deja de percibir al optar por el ocio.
La oferta de trabajo de mercado está formada por el número total de personas dispuestas a trabajar. La curva de oferta de trabajo de mercado representa, para cada nivel salarial, el número de personas dispuestas a trabajar. Tiene pendiente positiva porque si aumenta el salario que pagan las empresas aumenta el número de personas con disposición a trabajar, pero es bastante inelástica, es decir, que la respuesta de la oferta de trabajo a las variaciones salariales es escasa.
La demanda de trabajo
La demanda de trabajo es el número de trabajadores que están dispuestos a contratar las empresas para cada nivel salarial. Se trata de una demanda derivada del mercado de bienes y servicios, en cuya producción interviene la fuerza de trabajo.
La curva de demanda de trabajo de mercado representa, para cada nivel salarial, el número de personas que están dispuestas a contratar las empresas. Tiene pendiente negativa porque si aumenta el salario, lo que supone un encarecimiento del factor de producción, disminuye el número de trabajadores contratados por las empresas.
Determinación del equilibrio
Si consideramos al mercado de trabajo como un mercado perfectamente competitivo, el nivel de empleo de equilibrio (LE) y el salario real de equilibrio (WE) quedan determinados por la acción conjunta de la oferta y la demanda de trabajo.

Un desplazamiento en la curva de oferta o de demanda de trabajo modifica el nivel salarial y de empleo de equilibrio.
Lo que se observa en la realidad es que el mercado de trabajo no funciona como un mercado perfectamente competitivo y, por tanto, el nivel salarial y de empleo de equilibrio no queda fijado según el libre juego de la oferta y la demanda. La explicación de su funcionamiento depende de las hipótesis de partida. Entre las explicaciones principales destacan el enfoque neoclásico y el keynesiano.
Desde un enfoque neoclásico se parte de que los precios de los bienes y de los factores son flexibles, de tal forma que el mercado de trabajo, al igual que los restantes mercados, siempre está en equilibrio. Desde esta perspectiva no existe paro involuntario; todo el que desee un trabajo lo encuentra al salario real de equilibrio. Bajo este enfoque, el paro es voluntario o friccional.
Desde una perspectiva keynesiana se parte del supuesto de rigidez salarial, concretamente de que los salarios quedan determinados vía negociación salarial y son inflexibles a la baja. Aceptando esta premisa, el salario fijado puede ser tal que provoque un desequilibrio en el mercado de trabajo. De esta manera, queda explicado el concepto de paro involuntario y que esta situación de desequilibrio se perpetúe en el tiempo.
Para Keynes el origen del desempleo es un nivel de demanda agregada insuficiente y la política económica más adecuada para combatirlo es aquella que permita incentivar la insuficiencia de la demanda privada mediante la instrumentación de políticas de signo expansivo, concretamente una política fiscal expansiva de incremento del gasto público.
El por qué de las diferencias salariales
Aunque se han dado múltiples explicaciones acerca del por qué existen diferencias en los salarios que perciben los trabajadores, la mayoría hacen referencia a la acumulación de capital humano y a la distinta naturaleza de los puestos de trabajo.
Con respecto a la acumulación de capital humano, debemos indicar que el factor trabajo no es homogéneo. Los trabajadores tienen diferentes niveles de formación, experiencia y especialización. Por este motivo, la productividad de los trabajadores y, en consecuencia su salario, difiere según su dotación de capital humano.
Por otro lado, también son heterogéneos los puestos de trabajo. Por sus propias características, algunos trabajos son más agradables de realizar. Otros, por el contrario, son menos atractivos; por ejemplo, puestos de trabajo que presenten un mayor riesgo de accidentes, que tengan horarios nocturnos, que impliquen trabajo en días festivos, etc. Para que los trabajadores estén interesados en ocupar estos puestos se ofrecen incentivos salariales compensatorios.
La discriminación es otra de las explicaciones de las diferencias salariales. En ocasiones, el mercado de trabajo discrimina por razón de sexo, edad, raza, etnia u otras consideraciones, pagando el mercado un salario comparativamente inferior a ciertos trabajadores.
Se han dado otras explicaciones, como la que ofrece la teoría de los salarios de eficiencia (según la cual las empresas pueden tener el incentivo a pagar salarios superiores al de equilibrio para aumentar la productividad de los trabajadores) o la del papel desempeñado por los sindicatos (que presionan para conseguir salarios más elevados para sus representados).
Tipos de desempleo
Siguiendo la clasificación tradicional del Comité Económico Conjunto del Congreso norteamericano, se distinguen las siguientes clases de desempleo:
Desempleo estructural
Es el que subsiste en el tiempo, en ciertas regiones y ramas de actividad, como consecuencia de una inadecuada estructura económica. Constituye el tipo de paro más pernicioso por su difícil solución. Las características que presentan los desempleados no coinciden con las necesidades de la demanda, lo que hace difícil que los parados de este tipo logren incorporarse en el mercado de trabajo.
Este paro está estrechamente relacionado con los cambios tecnológicos que generan obsolescencia en la formación de ciertos grupos de trabajadores y la consecuente incapacidad de los mismos para desempeñar puestos de trabajo para los que se necesita una formación específica.
Desempleo friccional
La rotación en el empleo hace que siempre haya un colectivo de trabajadores que se encuentren en proceso de búsqueda de empleo. La información existente en el mercado de trabajo no es perfecta y, por ello, se tarda un tiempo para que la oferta y la demanda de trabajo se encuentren y alcancen un acuerdo. Durante ese tiempo el trabajador está en situación de paro, que en concreto es el denominado paro friccional.
Cuanto mayor sea el grado de rotación en el empleo y peores los mecanismos de información existentes, más alta será la tasa de paro friccional.
Desempleo estacional
Es el que se produce como consecuencia de la naturaleza estacional de ciertas ocupaciones. El desempleo estacional es más intenso en áreas con fuerte peso del sector agrario, turístico y, en general, de ciertas actividades que requieren mano de obra en ciertas épocas del año.
Desempleo cíclico
Es el desempleo que se produce en las fases recesivas del ciclo económico. También denominado paro coyuntural, tiene su origen en el descenso de la demanda agregada que se produce en esos momentos del ciclo. Al ser la demanda de trabajo una demanda derivada de la existente en el mercado de bienes y servicios, la demanda de trabajo disminuye y ello genera paro cíclico.
Políticas de empleo
La importancia del problema del desempleo y las graves consecuencias del mismo, que no son solo de contenido económico sino también social, justifican la necesidad de poner en marcha políticas de empleo.
No hay una única causa que explique el desequilibrio del mercado de trabajo y, por tanto, no existe un consenso acerca de cuáles deben ser las medidas a aplicar. Distinguimos dos amplios grupos de políticas de empleo: políticas macroeconómicas y políticas de empleo propiamente dichas.
Políticas de demanda
Su objetivo es abordar el problema derivado de una insuficiencia de demanda y se instrumentan a través de políticas monetarias, fiscales o mixtas de signo expansivo. Son políticas adecuadas para tratar de disminuir el paro cíclico, pero no otros tipos de paro que tienen otro origen.
Políticas de empleo propiamente dichas
Estas están encaminadas a solucionar deficiencias en el propio funcionamiento del mercado de trabajo. Cabe distinguir entre políticas activas y pasivas.
Las políticas activas tienen como objetivo incidir directamente en el mercado de trabajo para aumentar el nivel de empleo y reducir el paro. Dentro de este grupo se encuentran todas las medidas de formación de los desempleados, de incentivos económicos para la contratación, de intervenciones para mejorar el sistema de intermediación entre la oferta y la demanda de trabajo y la creación directa de empleo por parte de la Administración Pública.
Las políticas pasivas tratan de asegurar un nivel de renta a los parados. Se incluyen los sistemas de prestación por desempleo y de jubilación anticipada.

Recuerde que...
- • Se trata de un mercado con claras peculiaridades que hacen que su funcionamiento no sea el propio de un mercado competitivo.
- • El funcionamiento del mercado de trabajo se explica analizando la oferta de trabajo, la demanda de trabajo y la determinación del equilibrio.
- • La oferta de trabajo está formada por las personas que buscan o tienen un empleo, lo que se denomina población activa.
- • La demanda de trabajo es el número de trabajadores que están dispuestos a contratar las empresas para cada nivel salarial.
- • Tipos de desempleo: desempleo estructural, desempleo friccional, desempleo estacional y desempleo cíclico.