Concepto
También conocido por su acrónimo en inglés CAPM (Capital Asset Pricing Model), es un modelo de equilibrio de valoración de activos. Su aserción fundamental es que la rentabilidad esperada de un activo ha de ser función lineal de su riesgo sistemático, medido este por el coeficiente beta. En este sentido, el único riesgo que el mercado está dispuesto a remunerar es el sistemático dado que el resto del riesgo se puede eliminar vía diversificación. La relación fundamental del CAPM viene plasmada en la línea del mercado de títulos o SML.
Perspectiva histórica
El modelo de cartera de Markowitz (1952, 1959) sentó las bases del análisis de valores a través de dos parámetros: la media y la desviación típica de los rendimientos de los activos. A partir del análisis anterior, se desarrolló en la década de los sesenta un modelo de valoración de activos para un mercado en equilibrio. Los trabajos que plasmaron este modelo de valoración, simultánea e independientemente, fueron esencialmente los siguientes: Sharpe (1964), Lintner (1965) y Mossin (1966). Al igual que sucedió con la teoría de cartera de Markowitz, los estudios que desembocaron en el CAPM tuvieron su especial reconocimiento público en 1990, cuando William F. Sharpe recibió el Premio Nobel de Economía “por sus trabajos pioneros para establecer la teoría de la economía financiera”, junto a los renombrados Harry Markowitz y Merton Miller (para más información, consúltese la página Web de la Fundación Nobel).
Posteriormente, otros autores hicieron aportaciones importantes que ampliaron el estudio del CAPM, como es el caso de Brennan (1970) al contemplar la existencia de impuestos personales, Black (1972) al trabajar con la inexistencia del activo libre de riesgo y Chen, Kim y Kon (1975) al considerar los costes de transacción, entre otros.
Fundamento matemático
Tal y como se ha recogido en la definición del CAPM, la idea esencial de este modelo es que la rentabilidad esperada de un activo es función de su riesgo sistemático medido por beta. Matemáticamente, podemos expresar la anterior idea de la siguiente forma:
E(ri) = rf + (E(rM)- rf) · betai
Donde E(ri) es la rentabilidad esperada del activo i, rf la rentabilidad del activo libre de riesgo, E(rM) la rentabilidad esperada de la cartera de mercado y βi el coeficiente beta del activo i.
La interpretación de la fórmula matemática anterior es directa: en un mercado en equilibrio, la rentabilidad que un inversor espera obtener de un activo es igual a la que obtendría de una inversión libre de riesgo más una compensación por el riesgo sistemático que ha de soportar. Esta compensación, a su vez, viene dada por la prima de riesgo de mercado multiplicada por el coeficiente beta.
Utilidad y aplicaciones
El CAPM proporciona diversos usos y aplicaciones en la realidad financiera. En primer lugar, permite conocer la rentabilidad que se debe exigir a cada activo que cotiza en el mercado financiero, así como graduar el riesgo que se desea soportar en cada cartera de valores. Por otro lado, posibilita evaluar a los gestores de fondos comparando las rentabilidades que obtienen con el riesgo que asumen.
Pero el CAPM no solo es de gran utilidad para el inversor que ha de adoptar sus decisiones en el mercado financiero, sino que también tiene aplicaciones de relevancia en el seno empresarial. Así, este modelo sirve para decidir la política de inversión empresarial (exigiendo diferentes rentabilidades a los diferentes activos según su riesgo sistemático), para calcular el coste de los fondos propios y ajenos (también en función de su riesgo sistemático) y para determinar, en consecuencia, la política de financiación empresarial.
Recuerde que...
- • La idea esencial de este modelo es que la rentabilidad esperada de un activo es función de su riesgo sistemático medido por beta.
- • El CAPM permite conocer la rentabilidad que se debe exigir a cada activo que cotiza en el mercado financiero, así como graduar el riesgo que se desea soportar en cada cartera de valores.
- • El CAPM, posibilita evaluar a los gestores de fondos comparando las rentabilidades que obtienen con el riesgo que asumen.