Concepto
Los modelos de ciclos económicos reales se desarrollaron a partir de los años ochenta del siglo XX en el seno de la Nueva Macroeconomía Clásica y la revolución de las expectativas racionales. Su autor principal es E.C. Prescott y su idea principal es que los ciclos económicos tienen un origen real y son el resultado de la reacción óptima de los agentes económicos ante este tipo de perturbaciones.
Origen real de las fluctuaciones y respuesta óptima de los agentes
Una de las características principales de la literatura sobre ciclos económicos es que estas fluctuaciones se consideran normalmente como una situación en la que la economía se separa transitoriamente de su posición de equilibrio a largo plazo. Es decir, la economía tiene una tasa de crecimiento aproximadamente regular a largo plazo, pero fluctúa alrededor de esta tendencia como consecuencia de la combinación de distintos shocks nominales (por ejemplo, una caída en la demanda de consumo, un cambio en el crecimiento de la oferta monetaria, una subida de los salarios nominales u otros costes de producción) y de la rigidez a corto plazo de los precios y los salarios. Como además esta posición de equilibrio a largo plazo es el resultado óptimo de la interacción a través del mercado de agentes económicos maximizadores de su utilidad, el ciclo económico genera costes de bienestar y está justificada la utilización de políticas macroeconómicas para suavizar las fluctuaciones de la economía.
Los modelos de ciclos económicos reales minimizan la importancia de las rigideces nominales y parten del supuesto de que los mercados siempre se vacían (se igualan la oferta y la demanda). Por ello, también plantean que el ciclo económico es un fenómeno que debe ser descrito y explicado como cambios en esa posición de equilibrio. Su origen está en cambios en los determinantes de la producción potencial a largo plazo, a los que los agentes adaptan su comportamiento para seguir maximizando su bienestar. Si el PIB real fluctúa es sencillamente porque también fluctúa el PIB potencial como consecuencia de shocks reales.
Un ejemplo es sencillamente un shock tecnológico (nuevos descubrimientos, innovaciones de proceso o de producto) que altera la productividad de los factores de producción. Por ejemplo, un aumento de la productividad dará lugar a tasas de rentabilidad del capital más altas y, por tanto, a una tasa de inversión mayor. Y lo mismo ocurrirá con la productividad del trabajo, con lo que se producirá una subida en el salario real, y en la medida en que la oferta de trabajo sea elástica ante cambios en el salario real, también aumentará el número de horas trabajadas (como consecuencia de la elección contemporánea entre trabajo y ocio, y como consecuencia de la elección intertemporal entre consumo actual y consumo futuro, ya que la subida actual del salario real supone un incentivo a trabajar más hoy y disfrutar de más ocio en el futuro, cuando su coste de oportunidad sea menor). El resultado de ambas decisiones es un aumento de la renta. En la medida en que se sucedan a lo largo del tiempo shocks tecnológicos de carácter aleatorio, se podrán observar fluctuaciones en las principales variables económicas (renta, empleo, salarios reales, productividad, etc.). Pero estas fluctuaciones no serían una “patología” económica que haya que corregir mediante medidas de política económica, como suele considerar la teoría del ciclo económico. Por ejemplo, las variaciones en la tasa de ocupación y desempleo que se observarían a lo largo del ciclo no supondrían situaciones de “paro involuntario”, sino cambios (voluntarios) en la oferta de trabajo por parte de la población.
Críticas a los modelos de ciclo económico real
A pesar de su coherencia interna, este enfoque ha sido criticado fundamentalmente desde el punto de vista empírico, y la mayoría de los economistas no considera que pueda ser la explicación fundamental de los ciclos económicos observados en la realidad.
Por ejemplo, el progreso técnico es el resultado de innovaciones que se van sucediendo en el tiempo y que tardan mucho tiempo en transmitirse al conjunto de la economía, por lo que es muy difícil que puedan explicar la magnitud de las fluctuaciones que se producen a corto plazo. Más aún, este modelo tiene dificultades para explicar las épocas de recesión, ya que deberían equivaler a períodos de “retroceso tecnológico”.
En segundo lugar, en estos modelos las variaciones en las magnitudes nominales como la cantidad de dinero no tienen ningún efecto real, ni siquiera a muy corto plazo. La dicotomía clásica (variables reales/variables nominales) deja de ser solo un fenómeno a largo plazo. Sin embargo, nuevamente las pruebas empíricas demuestran lo contrario: la política monetaria sí tiene efectos sobre las variables reales a corto plazo.
Una tercera dificultad empírica es que, para explicar los cambios que realmente se observan en la tasa de paro como un fenómeno voluntario, deberían observarse cambios importantes en el salario real durante el ciclo económico. Sin embargo, esta variable es más bien acíclica.
Finalmente, aunque el modelo de ciclos económicos reales supone que los precios y salarios son flexibles a corto plazo, existe una importante evidencia de que distintos factores institucionales, y en muchos casos también el comportamiento racional de los agentes, provocan que estos sean rígidos a este plazo, o al menos que varíen lentamente. Esto dificulta la idea de “equilibrio continuo de los mercados”.
En definitiva, la idea de que los ciclos económicos son un fenómeno “de equilibrio” y no un problema que habría que tratar de reducir no parece abrirse camino fácilmente. En un trabajo publicado en 2005, los economistas J. Galí, M. Gertler y D. López-Salido recogieron pruebas empíricas de que “las fluctuaciones cíclicas se asocian con grandes variaciones en el grado de eficiencia de la economía”, lo que interpretan como una evidencia favorable a la visión keynesiana del ciclo económico y como un argumento que justifica la adopción de políticas macroeconómicas anticíclicas.
Recuerde que...
- • Los modelos de ciclos económicos reales se desarrollaron a partir de los años 80 del siglo XX en el seno de la Nueva Macroeconomía Clásica y la revolución de las expectativas racionales.
- • Una de las características principales de los ciclos económicos es que estas fluctuaciones se consideran normalmente como una situación en la que la economía se separa transitoriamente de su posición de equilibrio a largo plazo.
- • Los modelos de ciclos económicos reales minimizan la importancia de las rigideces nominales y parten del supuesto de que los mercados siempre se vacían (se igualan la oferta y la demanda).
- • A pesar de su coherencia interna, este enfoque ha sido criticado fundamentalmente desde el punto de vista empírico, y la mayoría de los economistas no considera que pueda ser la explicación fundamental de los ciclos económicos observados en la realidad.
- • Aunque este modelo supone que los precios y salarios son flexibles a corto plazo, factores institucionales, y en muchos casos el comportamiento racional de los agentes, provocan que estos sean rígidos o varíen lentamente a este plazo. Lo dificulta la idea de “equilibrio continuo de los mercados”.