guiasjuridicas.es - Documento
El documento tardará unos segundos en cargarse. Espere, por favor.
Bullonismo

Bullonismo

Forma de medir la riqueza económica de los países por la cantidad de metales preciosos (oro y plata) que posean. El término tiene su origen en la palabra inglesa bullion que significa lingote.

Contabilidad y finanzas

Concepto

Se entiende por bullonismo aquella forma de medir la riqueza económica de los países por la cantidad de metales preciosos (oro y plata) que posean. El término tiene su origen en la palabra inglesa bullion que significa lingote. Este concepto económico tuvo su origen en la Edad Moderna (1492-1789), dentro del pensamiento dominante del período: el mercantilismo. El bullonismo en el siglo XVI se desarrolló paralelamente con la configuración de los Estados que fueron incrementando sus transacciones comerciales, que se saldaban en oro y plata.

Inicios del bullonismo

Se calcula que la cantidad de metales preciosos que se disponía en Europa en 1500 era de un total de 3.500 toneladas métricas de oro y 37.500 toneladas métricas de plata, según las estimaciones de Fernand Braudel y de Frank C. Spooner. Esta cantidad aumentó significativamente en el siglo XVI debido a la llegada masiva de plata de las Américas. Entre 1500-1650, Earl J. Hamilton calculó que llegaron del Nuevo Mundo hasta 181 toneladas de oro —si añadimos el contrabando y la piratería la cantidad es mayor, pero casi imposible de precisar—. Pero lo que destaca es la elevada cantidad de plata que trajeron los españoles, pues el mismo autor estima que fueron 16.886 toneladas de plata, lo que supone un incremento del 45 % del stock de este metal precioso.

La teoría cuantitativa del dinero tiene como precursor al español Martín de Azpilcueta (1493-1586), dominico navarro que fue el primero en relacionar de forma directa la masa monetaria y los bienes producidos en pleno siglo XVI, en 1556. Doce años después, en 1568, Jean Bodin también observó el efecto, así como John Hales en 1581 o Richard Carewe en 1602, entre otros.

Martín de Azpilcueta vivió y describió la realidad de un período inflacionista. Según Jordi Nadal, entre 1501 a 1562 la inflación fue del 2,8 % de media en España y entre 1563 a 1600 desciende al 1,3 % de media; estos porcentajes implican que hubo un crecimiento acumulado que triplicó los precios entre 1501 y 1600. Según la teoría cuantitativa, la explicación a este fenómeno es un aumento del stock de oro y plata más rápido que el stock de bienes. A pesar de su brillante aportación, Martín de Azpilcueta no percibió el concepto de velocidad de circulación del dinero generada por el auge experimentado por las transacciones comerciales.

En el período descrito, la evolución de la inflación tuvo sus inicios en Andalucía y se fue extendiendo por toda España y, posteriormente, por toda Europa. En este proceso de elevación generalizada de precios, los últimos en incrementarse fueron los salarios, contenidos por un incremento de la población que los frenó. De esta forma, los salarios reales fueron decrecientes y el poder adquisitivo de los individuos fue disminuyendo, lo que afectó profundamente la vida de las gentes de la época.

Ecuación de Fisher

Irving Fisher (1867-1947) formula la relación entre el dinero y la inflación a través de la llamada Ecuación de Fisher:

P x Q = M x V

Donde P es el nivel de precios, Q la cantidad de bienes y servicios, M es la masa monetaria y V la velocidad de circulación del dinero.

Con esta fórmula se explica el proceso de la revolución de los precios producido en el siglo XVI y primera mitad del siglo XVII. Sin duda, la llegada de metales preciosos del Nuevo Mundo tuvo un efecto directo sobre los precios. Como recoge Martín de Azpilcueta en su manual de teología moral (Manual de confesores y penitentes) en el apéndice (Comentarios resolutorio de usuras): “El dinero, vale más cuando y donde es escaso que cuando es abundante (...); se hace más caro cuando hay una fuerte demanda y una débil oferta”.

Aparición del papel moneda

Muy posteriormente hay visiones más positivas del fenómeno, pues tal como Harry A. Miskimin destaca, también la entrada de metales facilitó la creación de trabajo y aumentó los recursos y permitió financiar la actividad Estatal

El bullonismo sirvió de base para la creación de los billetes. El Banco de Estocolmo lo inició en 1661 y en Inglaterra fueron los orfebres los que lo desarrollaron hasta la aparición del Banco de Inglaterra en 1694. El sistema se basaba en depositar el metal precioso en la caja fuerte del orfebre o del banco, y estas entidades emitían billetes con el respaldo del 20 o 30 % de la moneda o metal en lingote

El resultado fue la ampliación de la oferta monetaria, lo que facilitó las transacciones comerciales y redujo el trueque, el problema que generó fue el incremento de la inflación. Lo positivo fue que el sistema monetario se reforzaba, pero se carecía de un control directo y estudiado sobre su propia oferta monetaria. El Banco de Inglaterra, en sus inicios, suministraba capital para el Gobierno. La oferta monetaria era la siguiente: el valor de la guinea de oro se fijó en términos de un cierto número de chelines

En el siglo XVIII la libra se basaba en la plata, y desde tiempos de Isabel I se identifica con una cantidad fija; pero como la plata escaseaba en la mayor parte de Europa y más todavía en el lejano oriente, donde el precio del mercado era mayor que el de la ceca inglesa, los comerciantes ingleses vendían la plata en oriente a cambio de oro, y en 1760 había pocas monedas de plata.

Desde 1770 se acuñaron pequeñas monedas de oro y se limitó el curso legal de la plata. Esta situación de hecho no tuvo, sin embargo, un reconocimiento legal hasta 1816, en que el oro fue declarado patrón único y adquirió la plenitud del curso legal. La oferta de dinero en la época depende esencialmente de la oferta de oro. Los bancos privados emitían sus billetes, salvo en Londres, donde la reputación del Banco de Inglaterra era tal, que los hizo desaparecer prácticamente ya en 1770. Sin embargo, tanto en Escocia como en el resto de Inglaterra perduraron. La oferta de dinero en la época dependía esencialmente de la oferta de oro.

Banco de Inglaterra

Aunque la relación de oro y su circulación era evidente, no lo era tanto la de billetes, al emitirlos tanto el Banco de Inglaterra, como bancos provinciales y bancos escoceses. Los billetes del Banco de Inglaterra se usaban solo en Londres, porque solo allí se podía convertir en metálico, además se debían emitir cantidades relevantes, ya que no se admitía la emisión de billetes de pequeñas cantidades. Esta situación cambia en 1790, al emitirse billetes de menos de diez libras, pues los robos no animaban que fuese de otro modo. Los bancos provinciales emitían billetes pequeños que se podían convertir en Londres.

En los 80 del siglo XVIII este conjunto de billetes de varios emisores era igual o superior al de los billetes en circulación del Banco de Inglaterra, y siguió así en los primeros años del siglo XIX, animando la oferta de dinero, al emitir el crédito que se quería en cada momento, por lo que puede decirse que los banqueros del siglo XVIII no se consideraban instrumentos de la política monetaria, solo eran responsables con sus accionistas y depositantes. Sus reservas en metálico eran flexibles y en los períodos de crecimiento las reservas son ciertamente muy bajas, y lo mismo sucede con el Banco de Inglaterra, que incluso adoptó la política de descontar los efectos comerciales que consideraba seguros y permitió que su reserva de oro fluctuase ampliamente, concediendo, al mismo tiempo, créditos al Gobierno.

En este esquema, el límite del crédito depende del volumen de depósitos, del dinero emitido y del clima de confianza pública.

En esta época, se fija el límite a la expansión del crédito por la cantidad de oro existente en el país, pero en 1797 se suspenden los pagos efectivos y el Banco de Inglaterra no tiene que convertir los billetes en oro.

De facto, es un sistema inestable, en el que cualquier acontecimiento perturba el clima de confianza, aunque al tratarse de sistemas con escasa articulación las quiebras se circunscribían a ámbitos muy locales. En caso de generalizarse la perturbación, es en el Banco de Inglaterra sobre quien recae la tensión general, y hacia 1789 las reservas de oro subieron a un nivel equivalente a más de la mitad de los billetes y depósitos totales del banco.

Esta inestabilidad también se debía a que el Banco de Inglaterra solo era un eslabón en la cadena de bancos emisores de billetes en el siglo XVIII. Lo increíble fue que el colapso del sistema no se produjo antes, básicamente por, en primer lugar, la solidez de la mayoría de los bancos (solo algunos quebraron, con lo cual el riesgo se asumió, pero sobre todo se repartió); en segundo lugar, la revolución industrial ejerció una fuerte presión al alza sobre el índice de crecimiento económico; este y el clima social animaron a la inversión y a la asunción de ciertos riesgos; y, en tercer lugar, en los 90 la situación empeoró especialmente debido a la guerra con Francia, afectando al comercio exterior, agravado con una mala cosecha en 1795. Se tuvo que importar, perjudicando la balanza de pagos al aumentar las importaciones; con menos exportaciones hubo menos oro, pero más gastos bélicos (flota y ejército), más subsidios a los aliados y concesión de préstamos a estos.

La escasez de oro en Francia fue tal que algunos ingleses vendieron oro incluso al enemigo, evidentemente algo prohibido.

El Banco mantuvo una actitud pasiva, financiando al Gobierno y a la actividad empresarial, y no será hasta 1821 cuando se permite reanudar los pagos en efectivo, ya cuando oficialmente el oro es el patrón.

En ese momento, el sistema monetario cuenta con diversas instituciones, de un lado el Banco Central, 70 bancos privados (no emisores de billetes) y 800 bancos provinciales que sí emiten billetes y que participan muy activamente en la primera revolución industrial.

Al crecer, la economía se hizo más compleja y sometida a turbulencias. Entre 1809-1830 hubo 311 bancarrotas, lo que permite afirmar que el sistema era sumamente vulnerable.

En 1820 se hizo innegable la fragilidad del sistema, pues se produjo un boom especulativo que concluyó en el colapso en 1825, con fraudes muy conocidos (empresas fantasmapara el desarrollo de proyectos mineros en América del Sur). En el caso concreto del Banco de Inglaterra, estuvo a punto de la suspensión de pagos en numerario en 1825 y en 1839; en la primera ocasión se salvó al “encontrar” un millón de billetes de una libra, en el segundo caso, al movilizar un crédito con el Banco de Francia.

Sistema monetario automático

Ante este problema la escuela monetarista con David Ricardo y el Bullion Comittee al frente preconizan un sistema monetario "automático", ligando el valor del dinero al oro (precios en consonancia con los mercados internacionales). Se considera que el déficit de la balanza comercial puede ser propiciado por la elevación indebida de los precios y solo puede bajar con una contracción del crédito; de la misma forma, si sale oro del país se debe limitar el dinero en circulación y reducir el crédito.

La escuela bancaria, por el contrario, argüía que eran causas independientes, la crisis financiera era causada por la reducción del crédito y no se tenían en cuenta las necesidades internas, al no considerarse que los billetes fuesen la única forma de dinero.

Con la Bank Charter Act de 1844 se imponen las concepciones monetaristas, es decir, de David Ricardo y el Bullion Comittee, que refuerza el sistema del patrón oro, que perdurará con una enorme solvencia hasta la Primera Guerra Mundial.

Recuerde que...

  • La teoría cuantitativa del dinero tiene como precursor al español Martín de Azpilcueta que fue el primero en relacionar de forma directa la masa monetaria y los bienes producidos en pleno siglo XVI.
  • En 1820 se hizo innegable la fragilidad del sistema, se produjo un boom especulativo que concluyó en el colapso en 1825, con fraudes muy conocidos (empresas fantasmapara el desarrollo de proyectos mineros en América del Sur).
  • Irving Fisher fue el primero en formular la relación entre el dinero y la inflación a través de la llamada Ecuación de Fisher.
  • La escuela monetarista con David Ricardo y el Bullion Comittee al frente preconizan un sistema monetario "automático", ligando el valor del dinero al oro (precios en consonancia con los mercados internacionales).
  • Con la Bank Charter Act se imponen las concepciones monetaristas, que refuerzan el sistema del patrón oro, y que perdurará con una enorme solvencia hasta la Primera Guerra Mundial.

© LA LEY Soluciones Legales, S.A.

Aviso legal
Política de privacidad
Política de cookies
RSC y Medioambiente
Gestionar cookies
Los productos que se integran en un paquete comercial, conjuntamente con una Base de datos y/o una publicación, pueden ser adquiridos también de forma individual. Puede obtener las condiciones comerciales aplicables a la venta separada de estos productos llamando al 91 903 90 27. En el caso de publicaciones en papel o digitales o productos de e-learning, puede también consultar estos precios en Tienda LA LEY
Subir