Los popularmente llamados "chiringuitos financieros" son empresas que prestan servicios de inversión de forma ilegal, pues se trata de entidades no autorizadas ni registradas en la Comisión Nacional de Mercado de Valores y, consecuentemente, no proporcionan a los inversores ningún tipo de garantía. Por tanto, no deben confundirse estas empresas con las sociedades de valores, agencias de valores y otros intermediarios especializados en la operativa y el asesoramiento en los mercados financieros, es decir, las Empresas de Servicios de Inversión o a las Empresas de Asesoramiento Financiero (EAFI).
Los "chiringuitos financieros" suelen tener una duración temporal corta ya que cambian de domicilio y denominación con frecuencia, pero suficiente para captar fondos de inversores inexpertos prometiéndoles altas rentabilidades. La operación se realiza a través de un importante departamento de telemarketing del chiringuito financiero y parte de una llamada de teléfono a un potencial inversor, ofreciéndole la posibilidad de obtener elevadas rentabilidades en mercados financieros internacionales de derivados, de materias primas, de divisas o en productos exóticos, y todo ello, con bajo nivel de riesgo. En otros casos, captan a ahorradores ingenuos a través de anuncios en diversos medios publicitarios o prestan servicios a través de Internet.
Después de una serie de llamadas telefónicas, nunca a través de una relación personal en un lugar físico, persuaden para que realicen tal inversión, con folletos muy elaborados, apariencia de negocio serio y estable, experiencia y presionando sobre la importancia de tomar una decisión rápida ya que cuanto más se demore mayores serán las posibilidades de obtener menores beneficios. El proceso finaliza con la solicitud de transferir una cantidad de dinero a una determinada entidad financiera y a nombre de una sociedad extranjera. Desde este momento el chiringuito financiero puede proceder a transferirlo a un paraíso fiscal, donde el inversor pierde el control del mismo. En todo caso, supone para el inversor confiado la pérdida total de su inversión.
Ante cualquier ofrecimiento de inversión lo más adecuado es dirigirse a la Comisión Nacional del Mercado de Valores para verificar si se trata o no de una entidad autorizada y si tiene autorización para ofrecer tales servicios de inversión o captación de recursos.
En 2006 la Comisión Nacional de Mercados de Valores llegó a advertir sobre 408 entidades no registradas, 11 de la propia CNMV y 397 de otros reguladores mundiales advirtiendo sobre personas o entidades no autorizadas a prestar servicios de inversión.