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Control de riesgos en la banca

Control de riesgos en la banca

Imprescindible para juzgar adecuadamente el crecimiento del volumen de negocio, de las magnitudes reflejadas en el balance y de los resultados obtenidos.

Banca y bolsa

Concepto

La valoración y asunción del riesgo constituye la esencia de la actividad bancaria. El análisis en profundidad del riesgo asumido o a asumir es, por tanto, imprescindible para juzgar adecuadamente el crecimiento del volumen de negocio, de las magnitudes reflejadas en el balance y de los resultados obtenidos.

De los diferentes tipos de riesgos asumidos en la actividad bancaria, el correspondiente a la morosidad o incobrabilidad de la inversión bancaria típica, o de que la entidad financiera tenga que subrogarse en obligaciones contraídas por terceros a quienes se ha prestado un crédito de firma constituye, especialmente en épocas de crisis económica y cambios inesperados en la coyuntura, uno de los aspectos de actuación prioritaria y permanente de la gestión bancaria.

Este riesgo es, naturalmente, consustancial al negocio bancario, y su mayor o menor significación depende del estado general de la economía, de la profesionalidad de las personas y equipos directivos responsables del estudio y concesión de las operaciones y del grado de dispersión de los riesgos asumidos, tanto a nivel de clientes como por sectores de actividad.

La política de crédito de las entidades bancarias y financieras se basa en la estrategia global de negocio y en la asignación de objetivos por cada segmento de actividad crediticia, por lo que los elementos que se consideran en la planificación y presupuesto de esta política son los siguientes:

  • a) Volumen de créditos a clientes a mantener en balance en función de la estructura del activo que resulta de la estrategia de segmentación de las actividades que se hubieran decidido.
  • b) Selección de modalidades de crédito y posiciones medias a mantener en cada una, con estructura por plazos y volúmenes.
  • c) Diseño de una política de cliente, producto, precios, modalidades de refinanciación.
  • d) Sistemas de análisis y estudio de riesgos para la concesión de créditos.
  • e) Sistemas de análisis para el seguimiento y buen fin de los riesgos en curso.
  • f) Sistemas de prevención de impagados y de gestión de los que se produzcan.

El fenómeno del elevado deterioro de los riesgos bancarios es universal, agravándose en épocas de recesión y en presencia de desequilibrios en la economía. Las garantías crediticias no son en muchos casos, pese a un proceso ortodoxo en su determinación, factor decisivo para una recuperación normal de las inversiones crediticias.

Control del riesgo

El control del riesgo en las entidades financieras, se lleva a cabo normalmente analizando tres partes: segmentación de operaciones dentro y fuera de balance, controles actuales y potenciales y la gestión activa de posiciones.

Segmentación de las operaciones

Debemos considerar la diferenciación de las operaciones que corresponden al negocio típico de los bancos y cajas de ahorro y, por otro lado, las que consideraríamos propias de la tesorería y los mercados de capitales. A su vez, dentro de ese tratamiento del balance, habría que destacar aquellas operaciones que se contabilizan fuera del mismo, pero que probablemente son muy significativas en la consideración de escenarios adversos.

Las diferencias entre estas masas es clara, pues si en el caso de las operaciones tradicionales se mantienen a costes históricos y los resultados se percibirán en el margen financiero, mediante periodificaciones durante la vida del contrato, en las posiciones de mercado los resultados pueden aflorar de forma que recojan la total variación de toda la vida de la operación, afectando de forma inmediata y de una sola vez a la cuenta de resultados, y consiguientemente a la valoración de la entidad.

Si nos ocupamos de los aspectos operativos, habría que destacar algunos puntos que hacen diferentes los controles entre estas clases de actividades. Frente a los productos típicos bancarios, sus crecimientos, relación con la clientela, etc., ya conocidos por la totalidad de la organización, los instrumentos de mercado y operaciones fuera de balance están sujetos a una mayor flexibilidad e innovación, precisando una mayor formación y especialización, quedando en manos de los traders.

Los primeros están incluidos en los sistemas informáticos generales de la entidad, teniendo acceso a ellos todas las personas de la organización dependiendo de sus responsabilidades. En el caso de los segundos, los sistemas de soporte muchas veces son independientes y aislados, son bastante complejos y sujetos a renovación continua y, normalmente, tienen un uso departamental.

Si atendemos a la función de revisión, las operaciones de la banca tradicional pasan por áreas funcionales muy diferentes, tales como Intervención, Dirección Comercial, departamentos de riesgos (de crédito), que deben detectar en su labor diaria posibles errores o irregularidades. No ocurre así en operaciones fuera de balance, por ejemplo, donde después de su contratación solo se reciben en un "back-office" que se encarga de su tratamiento. También son destacables las dificultades que aportan las confirmaciones de las operaciones, donde se recurre a procedimientos menos formales: contratación telefónica, líneas de ordenador "punto a punto", swift, etc. Todo ello, unido a las distintas valoraciones en la contratación, a las posibles liquidaciones de intereses pactadas y la posibilidad de combinar productos de forma que se cierren varias posiciones con un instrumento sintético que haga réplica de los anteriores, hacen que la labor de control exija una especialización aún mayor.

Control actual y potencial del riesgo

Internamente el control actual está basado en el circuito y en el registro que tienen las operaciones. De alguna manera podemos considerar que la labor es de auditoría general o departamental.

Externamente es importante la definición de en qué mercados trabajamos y cómo se producen las comunicaciones y liquidaciones.

El control actual en un sentido estricto no es del riesgo, es de situaciones realizadas y que tienen ya reflejo patrimonial o en resultados. Igualmente, en productos derivados es necesario buscar la coherencia entre posiciones, garantías depositadas y liquidaciones diarias.

Es en este punto donde la auditoría interna debe tener unos requisitos imprescindibles:

  • Independencia de las áreas auditadas y fácil acceso a la alta dirección.
  • Que su actividad cubra la totalidad del banco.
  • Adecuada estructura para las funciones que cubre.
  • Personal cualificado y en proceso de formación continua.
  • Elaboración de informes claros y precisos.

Es el caso del control potencial el que supone el verdadero riesgo a estudiar. Es el que implica una visión dinámica de la actividad, no el análisis fotográfico de una situación.

En una primera aproximación, su diseño es más fácil en las operaciones bancarias tradicionales, aunque dependiendo del balance de la entidad y del desarrollo de sus sistemas de información se puede complicar su tratamiento. Esto es, las dificultades de su puesta en marcha vendrán dadas en el intento de homogeneizar instrumentos por productos o plazos. A su vez, los cambios en las estrategias bancarias, tales como la obtención de cuotas de mercado, la competencia de pasivo o activo, hacen que se produzca una mayor diversificación en las masas de balance y que los criterios en algunos casos sean ajenos a las decisiones financieras. Dependiendo del grado de desarrollo de estos puntos elegiremos métodos para cuantificar nuestros riesgos.

Sí es importante considerar los problemas particulares que añaden los derivados al control y que se inician con la falta de entendimiento entre la Dirección y los departamentos operativos por el grado de tecnificación de estos productos.

Son considerables los volúmenes negociados en estos instrumentos y el fuerte apalancamiento que producen, lo cual nos debe llamar la atención, no porque su utilización sea nociva para los mercados financieros, sino por la débil estructura de control, experiencia y formación que las entidades pueden tener sobre ellos.

La contratación de derivados en mercados "over the counter" (OTC), debido a la dificultad que pueden aportar a la entidad desde el punto de vista del seguimiento de las operaciones, es el claro exponente de la definición que deberían hacer las entidades financieras sobre qué derivados o subyacentes se contratan y qué aportan a la entidad dentro de su estrategia global.

Gestión activa del riesgo

Está basada en la posible modificación de escenarios y la influencia que estas variaciones tendrán en nuestro balance o cuenta de resultados.

Los cambios que podremos considerar tendrán diferente significado:

  • Desde aquellos direccionales que consideren subidas o bajadas en la tendencia de los precios de los diferentes productos.
  • Cambios en la estructura y la pendiente de la curva de tipos de interés que estudiamos.
  • Por último, cambios en la correlación entre plazos, mercados, índices e instrumentos.

El sistema de medición por gaps es una aproximación a la variación del margen financiero, es decir, cuantifica cuál será el impacto en la cuenta de resultados, manteniendo las posiciones abiertas en nuestro balance y con la hipótesis de tipos de interés que consideremos para un período determinado.

Si evaluamos la modificación patrimonial de nuestro balance, considerando su valor actual respecto de los nuevos tipos de interés, estamos poniendo nuestras posiciones a los precios de mercado. Este punto de vista sería el de la duración.

Hay que considerar que las partidas de activo y pasivo tienen una diferente sensibilidad al cambio de tasas de interés. Igualmente los movimientos de la curva de tipos no son paralelos ni siempre en la misma dirección, por lo que estamos despreciando la volatilidad de los instrumentos. Todo ello va a hacer imprescindibles los modelos de simulación.

La elección de uno u otro sistema o la convivencia de diferentes métodos vendrá dada por la complejidad de la operativa de la entidad que estemos estudiando, así como de los medios técnicos que la caractericen y que deberían condicionar los riesgos que es capaz de asumir. Estas puntualizaciones harán que se utilicen desde aproximaciones por fundamentales a la curva prevista por un Comité de Activos y Pasivos, a matrices de estimaciones estadísticas por volatilidades históricas (simulación de Monte Carlo). Igualmente, la definición de escenarios catastróficos, la formulación de límites y atribuciones en la operativa de cada departamento, los precios de transferencia entre las distintas unidades garantizando un equilibrio entre las diferentes actividades, así como los procedimientos de auditoría y autorizaciones que garanticen el desarrollo ordenado y controlado que se pretende dentro de las entidades.

Será preciso el análisis posterior del cumplimiento de todas las medidas y procedimientos orientados a facilitar señales de alerta y, específicamente, aquellas operaciones que se iniciaron como especulativas o de cobertura. También corresponderá a la Unidad responsable de esta gestión el someter a revisión los acontecimientos que aconsejaron la toma de determinadas decisiones.

Y la definición de activa que le atribuimos a la gestión, hace que tenga un carácter periódico la cuantificación de la magnitud y la probabilidad de pérdidas. Mediante la monitorización de procesos y datos será fácil someter información al respecto a las Direcciones Generales y, en última instancia, al Consejo de Administración sobre los compromisos que adquiere la entidad en su posicionamiento de productos o mercados.

Por último, con este tipo de gestión estaremos en todo momento en disposición de asignar correctamente recursos y riesgos a nuestras actividades. Es decir, otro objetivo de la simulación será la posibilidad de definir con precisión el binomio riesgo-beneficio y hacer cuantificaciones en función de:

  • Resultados Departamentales.
  • Resultados de la Entidad.
  • Consumos de Recursos Propios

Conclusiones

Se ha de desarrollar un marco de referencia para la gestión y el control del riesgo que cubra todo el abanico de riesgos a los que se enfrentan los partícipes en los mercados financieros y las implicaciones para gestionar estos riesgos a todos los niveles de una organización como la bancaria.

Es responsabilidad de la alta dirección establecer la importancia e implicaciones y determinar qué acciones son las adecuadas en cada momento. El "benchmarking" de una entidad financiera es una sola fase de un proceso continuo que incluye:

  • Evaluar la aplicación relativa de los principios de riesgo dentro de la organización.
  • Revisar la infraestructura de gestión del riesgo.
  • Evaluar las sensibilidades internas a los diversos principios.
  • Atender a las deficiencias puestas de relieve.

Recuerde que...

  • Este riesgo depende del estado general de la economía, de la profesionalidad de las personas y equipos directivos responsables del estudio y concesión de las operaciones y del grado de dispersión de los riesgos asumidos, tanto a nivel de clientes como por sectores de actividad.
  • Para llevar a cabo el control del riesgo en las entidades financieras, se analizan tres partes: segmentación de operaciones dentro y fuera de balance, controles actuales y potenciales y la gestión activa de posiciones.
  • En operaciones tradicionales se mantienen costes históricos y los resultados se percibirán en el margen financiero, mediante periodificaciones durante la vida del contrato.
  • El control actual está basado en el circuito y en el registro que tienen las operaciones, se considera que la labor es de auditoría general o departamental. En un sentido estricto el control actual no es del riesgo, sino de situaciones realizadas y que tienen ya reflejo patrimonial o en resultados.
  • En la gestión activa del riesgo estaremos en todo momento en disposición de asignar correctamente recursos y riesgos a nuestras actividades.

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