Concepto
La riqueza nacional es la suma total de todos los bienes con valor económico que poseen los agentes, tanto públicos como privados, presentes en la economía. La riqueza nacional es una variable stock, es decir, se calcula como el valor monetario de los bienes y recursos de los que dispone una sociedad en un momento dado o en una fecha concreta. No debe confundirse con el concepto de renta nacional, que mide el flujo o corriente de bienes y servicios producidos a lo largo de un período de tiempo (generalmente un año).
La teoría de la riqueza nacional
¿Es el país en el que hemos nacido un país “rico”? ¿Cómo se debe medir la riqueza de una nación? ¿Cómo se puede aumentar dicha riqueza? Estas preguntas han asaltado a los economistas desde hace varios siglos y su respuesta no es nada fácil. De hecho el concepto de riqueza nacional ha ido variando a lo largo del tiempo, en función del período histórico y la situación económica y social de cada momento. Además no se debe olvidar que aunque se lograran salvar los obstáculos que existen para calcular la riqueza de una nación, ésta siempre será algo relativo. Por ejemplo si se calcula la riqueza nacional de el país “A” y se obtiene que el valor monetario de todos sus bienes a día de hoy es de 15.000 unidades monetarias, ¿significa esto que el país “A” es un país rico? Supongamos que se llega a la conclusión de que sí, que estar por encima de las 10.000 unidades monetarias significa cierto grado de riqueza; en este caso, sin embargo lo relevante sería conocer cuál es la situación del resto de economías, cuál es la posición relativa del país “A” con respecto al país con una mayor riqueza nacional o al que ostenta la peor posición. A pesar de ello la información continuaría siendo parcial, sería necesario conocer cómo se distribuye esa riqueza. La razón es que la riqueza nacional en términos absolutos no refleja adecuadamente el grado de bienestar de los agentes económicos que viven en esa sociedad. Puede ocurrir que en el país “A” todos los bienes pertenezcan a un único individuo, sobre una población total de 100 habitantes. En este caso la totalidad de la riqueza nacional estaría en manos de un 1 % de la población, o lo que es lo mismo, el 99 habitantes no tendrían ningún bien, y uno sólo tendría todos los bienes de la economía por valor de 15.000 unidades monetarias.
Como se ha señalado el concepto de riqueza nacional ha ido variando en función de las circunstancias económicas e históricas. A continuación se realizará un breve repaso a las diferentes definiciones que han ido surgiendo sobre la riqueza nacional.
Las doctrinas mercantilistas: riqueza y metales preciosos
El mercantilismo se puede definir como el sistema de política económica o el conjunto de teorías que prevalecieron en Europa Occidental y sus colonias ultramarinas entre los siglos XVI y XVIII. Esta definición, sin embargo, constituye una cierta simplificación. La razón estriba en que si bien existían ciertas similitudes en las políticas económicas llevadas a cabo por las naciones europeas a lo largo de dicho período, no se puede ocultar que también existían importantes diferencias derivadas de las peculiaridades institucionales de cada una de ellas (no eran comparables las políticas desarrolladas por las monarquías absolutas, como España y Francia donde primaban los deseos de los monarcas, que las llevadas a cabo en Holanda, gobernada por y para los grandes comerciantes). De cualquier forma las tesis mercantilistas partían del supuesto de que el poder de una nación dependía de su riqueza, y esta, a su vez, de la cantidad de oro y de plata que se pudiera acumular. La única manera de conseguir acumular metales preciosos era o bien poseer minas o bien a través del comercio. Para esto último emplearon como instrumentos medidas de política comercial, tendentes por un lado a favorecer las exportaciones (lo que supondría entrada de oro y de plata en la economía), y por otro a impedir o dificultar las importaciones (ya que comprar productos a otros países implicaba tenerles que pagar con moneda y por tanto la salida del metal precioso del país, debilitando su posición).
En términos generales estos serían los rasgos comunes mercantilistas (riqueza = acumulación de metales preciosos), si bien cada nación aplicó medidas de muy diverso signo en función de su tradición, costumbres y organización política de Estado para conseguir esos objetivos.
Agricultura y riqueza: los fisiócratas
Para los fisiócratas, en contra de lo mantenido por los mercantilistas, la riqueza de una nación dependía de su capacidad de producción, no de la acumulación de metales preciosos derivada de la actividad comercial. Esta escuela de pensamiento económico del siglo XVIII liderada por los franceses François Quesnay y Jaques Turgot, mantenía que la única actividad generadora de riqueza era la agricultura. La razón es que era la única que permitía obtener un bien que antes no existía. La manufactura únicamente transformaba bienes, y por tanto no podía considerarse que generara riqueza. Según Quesnay comercio e industria eran actividades estériles, pues el único valor que creaban era el del trabajo, es decir, añadían valor trabajo a lo producido, frente a la agricultura que sí lograba generar más riqueza que el trabajo empleado en ella.
El padre de la economía y “La riqueza de las Naciones”
En 1776, el mismo año de la Declaración de Independencia de los EE.UU., Adam Smith, considerado el padre de la Economía, publicaba su libro “La riqueza de las naciones”, un alegato a favor de la libertad económica individual (recogiendo la tradición fisiocrática que también la había defendido). En su libro definía riqueza como “el producto anual de la tierra y del trabajo de la sociedad”, entendiendo como producto todo aquello que satisficiera las necesidades del hombre.
Para Smith, si se eliminaban las trabas a la empresa individual, se conseguiría incrementar la competencia en la economía, lo que a su vez se traduciría en un aumento de ese producto, de esa “riqueza de las naciones”. Ampliaba de esta forma el concepto fisiócrata de riqueza a todas las actividades económicas, sin limitarlo a la agricultura.
¿Es el dinero riqueza?
John Stuart Mill (1806-1873) fue el último de los grandes economistas clásicos. Profundizó en el concepto de riqueza planteado por Adam Smith. Consideró que únicamente debían incluirse en el concepto de riqueza nacional los activos mensurables de la economía, tales como los recursos naturales, las infraestructuras, el capital (maquinaria y bienes duraderos empleados para la producción), los bienes producidos por las empresas que aún no habían sido vendidos, así como los bienes en manos de los consumidores. Según Mill el dinero y títulos valores no formaban parte de la riqueza nacional, pues solo eran un reflejo de los activos físicos que sí que podían considerarse como tal. Para este gran economista sin embargo existía una excepción a esta regla: dinero y títulos valores podrían ser considerados riqueza siempre y cuando reflejaran un derecho sobre la riqueza de los agentes económicos (gobiernos, empresas o familias) de otros países. Para calcular la riqueza nacional habría que tener en cuenta pues este hecho: si el conjunto de derechos que un país tiene sobre la riqueza de otros superara los derechos que el resto de países tiene sobre este, la diferencia positiva debería añadirse a la riqueza de la nación (o restarse en caso contrario).
El cálculo de la riqueza nacional
Determinar la riqueza nacional resulta una tarea complicada por dos motivos. El primero hace referencia a qué bienes se deben incluir en la estimación de la riqueza nacional y cuáles no. En principio deberían tenerse en cuenta todos los bienes de todos los agentes económicos, tanto públicos como privados, presentes en la economía, que permitan satisfacer necesidades. En este sentido el principal problema reside en que la estimación de la riqueza colectiva. Parece evidente que deben incluirse las infraestructuras como elementos importantes de la riqueza nacional, pero existen otros bienes cuya inclusión no es tan clara, ¿debería tenerse en cuenta la calidad del medio ambiente para calcular la riqueza de un país? ¿O la calidad de sus playas?
La segunda razón por la cual el cálculo de la riqueza nacional constituye una tarea complicada, reside en la dificultad añadida de valorar todos esos bienes. Muchos de ellos no se intercambian en los mercados y, por tanto, no se sabe cómo deben ser valorados. Por ejemplo y siguiendo el razonamiento anterior ¿cómo se valoraría una buena calidad medioambiental? ¿Y unas playas cuidadas? ¿Y una buena red de infraestructuras? Además la valoración de determinados activos como acciones o de bienes raíces, puede variar considerablemente de un año a otro, introduciendo un nuevo elemento de dificultad a la hora de determinar la riqueza de una nación.
Con carácter general existen dos métodos estimativos para calcular la riqueza nacional: la estimación subjetiva y la estimación objetiva.
Estimación subjetiva
Consiste en obtener mediante indicadores indirectos, una aproximación de la riqueza individual de los diferentes agentes económicos, para posteriormente y mediante su agregación, obtener a su vez la riqueza nacional. Depende de la calidad de los indicadores indirectos, generalmente impuestos que gravan la riqueza, así como de la honradez personal de los agentes económicos que han de proporcionar esos datos. Por ejemplo en un país con un elevado fraude fiscal, los datos obtenidos a través de impuestos como el del patrimonio, no permitirían obtener una información adecuada y veraz de la situación.
Estimación objetiva
Supone en primer lugar la determinación del concepto de riqueza nacional. Una vez hecho esto resulta necesario establecer los criterios contables que se van a seguir a la hora de realizar el cálculo; cómo se valorarán los bienes que no se intercambian en el mercado, qué método de valoración del resto de los bienes se va a emplear (generalmente es el precio al que se adquirió), o si se tendrá en cuenta la depreciación que sufren los bienes con el paso del tiempo (no tiene el mismo valor un coche recién comprado que un coche que se adquirió hace 9 años, el valor de este último que sería su precio de adquisición habría disminuido considerablemente con el paso del tiempo).
Recuerde que...
- • Existen dos métodos estimativos para calcular la riqueza nacional: la estimación subjetiva y la estimación objetiva.
- • Estimación subjetiva: consiste en obtener mediante indicadores indirectos, una aproximación de la riqueza individual de los diferentes agentes económicos, para obtener a su vez la riqueza nacional.
- • Estimación objetiva: necesario establecer los criterios contables que se van a seguir a la hora de realizar el cálculo.