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Sistema de tipos de cambio fijos

Sistema de tipos de cambio fijos

Contabilidad y finanzas

Concepto

El sistema de tipos de cambio fijos es aquel en el que las autoridades económicas establecen el tipo de cambio fijo que desean mantener y, por tanto, este no responde a la oferta y demanda de divisas. Habitualmente se permite cierta flexibilidad dentro de unos límites establecidos alrededor del tipo de cambio fijado, denominado tipo de cambio de paridad. No obstante, lógicamente, la flexibilidad está más limitada de lo que estaría si el Gobierno hubiera optado por un sistema de tipos de cambio flexibles.

Preguntas a responder en el diseño de un sistema de tipos de cambio fijos

A la hora de establecer en la práctica un sistema de tipos de cambio fijos las autoridades económicas del país se enfrentan a tres cuestiones:

  • ¿A qué fijar el tipo de cambio?

    Un tipo de cambio fijo supone que el valor de la moneda nacional está fijado a algo, que puede ser un metal precioso, otra moneda o un conjunto de monedas.

    Si varios países establecen el valor de sus monedas a una cantidad concreta, por ejemplo de oro, los tipos de cambio entre las monedas también están fijados en los tipos implicados por sus paridades oro. Este fue el sistema durante el patrón oro entre 1870 y 1914.

    El país puede elegir fijar el valor de su moneda a otra moneda, en lugar de hacerlo a una mercancía. Desde el fin de la II Guerra Mundial y hasta 1973 muchos países fijaron el valor de su moneda al dólar estadounidense, aunque cualquier otra moneda puede servir para esta finalidad. Asimismo, el país podría optar también por vincular el valor de su moneda al valor medio de una cesta de monedas, en vez de hacerlo respecto a una única moneda.

  • ¿Cuándo modificar el tipo de cambio?

    Una vez establecido un valor concreto para la moneda nacional, el Gobierno que pretende mantener ese valor constante a lo largo del tiempo tiene que plantearse la cuestión de cuándo modificar su valor.

    El Gobierno puede plantear que nunca variará dicho valor. No obstante, no está claro que este compromiso no será creíble, dado que el compromiso no es exactamente vinculante, nada es fijo para siempre. De hecho, se suele hacer referencia a tipos de cambio fijos pero ajustables, tal y como se estableció en el sistema de Bretton Woods, reconociendo que el Gobierno tiene cierta capacidad para cambiar la paridad.

    Aunque puede que el tipo de cambio fijo no sea para siempre, el Gobierno que establece un sistema de tipos de cambio fijos tratará de mantener su valor fijo durante largos períodos de tiempo. Sin embargo, cuando un Gobierno se enfrente a un desequilibrio fundamental, es decir, un desequilibrio elevado y de carácter permanente, puede modificar el tipo de cambio de paridad.

  • ¿Cómo defender el tipo de cambio de paridad?

    El comportamiento de la oferta y la demanda de los agentes privados en los mercados de cambios pueden llevar al tipo de cambio a unos valores que no se encuentran dentro de la banda permitida alrededor de la paridad central. En tal caso, el Gobierno debe utilizar algunos medios para defender el tipo de cambio y mantenerlo dentro de la banda.

    Hay cuatro instrumentos básicos para defender el tipo de cambio fijo:

    • El Gobierno puede intervenir en el mercado de cambios comprando o vendiendo moneda extranjera a cambio de moneda nacional, para mantener o influir en el tipo de cambio en el mercado.
    • El Gobierno puede imponer alguna clase de control de cambios para mantener o influir en el tipo de cambio restringiendo la oferta o la demanda en el mercado.
    • El Gobierno puede modificar el tipo de interés para influir en los flujos de capital a corto plazo, manteniendo o afectando al tipo de cambio al modificar la oferta y la demanda en el mercado de cambios.
    • El Gobierno puede tratar de ajustar las variables macroeconómicas del país para que el tipo de cambio resultado de la oferta y demanda de moneda extranjera se aproxime al valor del tipo de cambio fijo establecido.

Por último, el Gobierno puede optar por no defender el tipo de cambio y modificar el tipo de cambio de paridad devaluando o revaluando.

Intervenciones oficiales y tipo de cambio fijos

La primera actuación para defender un tipo de cambio fijo es, normalmente, realizar una intervención oficial en el mercado de divisas. Si el país tiene un sistema de tipos de cambio fijos, las autoridades monetarias intervendrán en el mercado de divisas con el fin de mantener el tipo de cambio en la paridad fijada.

Por tanto, cuando exista un sistema de tipos de cambio fijos, la evolución de las reservas centrales a lo largo del tiempo vendrá determinada por el saldo del conjunto de la balanza de pagos del país.

Si existe un exceso de demanda de moneda extranjera (o lo que es lo mismo, un exceso de oferta de moneda nacional), lo cual no es más que la plasmación monetaria de un déficit en el conjunto de la balanza de pagos, las autoridades monetarias para mantener el tipo de cambio de paridad deberán intervenir ofertando moneda extranjera y comprando moneda nacional, lo que origina una reducción de las reservas centrales.

Si existe un exceso de oferta de moneda extranjera (o lo que es lo mismo, un exceso de demanda de moneda nacional), lo cual no es más que la plasmación monetaria de un superávit en el conjunto de la balanza de pagos, las autoridades monetarias, para mantener el tipo de cambio de paridad, deberán intervenir comprando moneda extranjera y ofertando moneda nacional, lo que origina un aumento de las reservas centrales.

Tal y como podemos observar en el Gráfico 1, la oferta de moneda nacional es superior a la demanda nacional (o lo que es lo mismo, que la demanda de moneda extranjera es superior a la oferta de moneda extranjera), es decir, que al tipo de cambio fijado la balanza de pagos del país registra un déficit. Para conseguir mantener el tipo de cambio, el Banco Central tendrá que cubrir el exceso de oferta de moneda nacional (exceso de demanda de moneda extranjera) comprando moneda nacional a cambio de moneda extranjera, con la consiguiente reducción de las reservas centrales.

Por tanto, tal y como acabamos de mostrar en el ejemplo anterior, cuando existe un sistema de tipos de cambio fijos el Banco Central precisa disponer de las reservas centrales suficientes para cubrir los desequilibrios en la balanza de pagos. Lógicamente, dado que la disponibilidad de reservas es limitada, solamente un Banco Central podrá mantener un tipo de cambio distinto al de equilibrio, siempre que el déficit en la balanza de pagos sea temporal.

Equilibrio interno y equilibrio externo con tipo de cambio fijos

Un país tiene que alcanzar dos objetivos: el equilibrio interno —estabilidad de precios y pleno empleo— y el externo —equilibrio de la balanza de pagos—. Y para el logro de estos objetivos, desde una perspectiva de corto plazo, puede utilizar dos tipos de políticas: políticas de variación de la demanda —básicamente, políticas monetarias y fiscales— y políticas de desviación de la demanda —alteraciones en el tipo de cambio—.

Cuando existe un sistema de tipos de cambio flexibles el equilibrio externo no representa ningún problema para las autoridades económicas. Las modificaciones del tipo de cambio resultado de la oferta y la demanda de divisas van a hacer que, al menos en teoría, exista equilibrio externo de forma permanente, por lo que las autoridades no tendrán que preocuparse por el logro del objetivo externo y podrán centrar su política económica en alcanzar sus objetivos de equilibrio interno. Sin embargo, cuando existe un tipo de cambio de paridad, las autoridades tendrán que perseguir alcanzar tanto los objetivos internos como externos.

La Figura 1 recoge las cuatro posibles combinaciones en los cuales el país tiene desequilibrios internos y externos.

El Gobierno de un país que esté experimentando un elevado desempleo y un superávit en su balanza de pagos puede utilizar políticas de expansión de la demanda dirigidas a solucionar ambos problemas.

El Gobierno de un país que esté experimentando una tasa de inflación que se considere demasiado alta y un déficit en la balanza de pagos puede utilizar políticas de demanda restrictivas para eliminar ambos desequilibrios.

Sin embargo, cuando existe un elevado desempleo y un déficit en la balanza de pagos y cuando existe una elevada inflación y un superávit en la balanza de pagos, no bastará con utilizar políticas de variación de la demanda agregada para avanzar en el logro de ambos objetivos.

Si existe una alta tasa de desempleo y un déficit en la balanza de pagos, la reducción del desempleo requeriría una expansión en la demanda agregada, pero esto provocaría un mayor deterioro en la balanza de pagos. Por tanto, se plantearía un conflicto entre los objetivos internos y externos. Para tratar de avanzar en ambos objetivos sería preciso que de forma simultánea se aplicaran políticas de expansión de la demanda agregada junto a políticas de desviación del gasto (devaluación).

En general, cuando existe un sistema de tipos de cambio fijos, pueden plantearse conflictos entre los objetivos internos y externos, y ante esta situación caben tres alternativas:

  • Abandonar el objetivo de equilibrio externo, lo que en último término conducirá al abandono del tipo de cambio fijo.
  • Abandonar, al menos a corto plazo, el logro del objetivo interno y centrarse en restablecer el objetivo externo.
  • Tratar de utilizar otros instrumentos de política económica que le permita la compatibilidad de objetivos, al menos a medio plazo.

Argumentos a favor de un sistema de tipos de cambio fijos

Los defensores de los tipos de cambio fijos se suelen apoyar en los siguientes argumentos principales:

  • Disciplina. Los Bancos Centrales, cuando tienen algún tipo de compromiso cambiario, no pueden manejar la política monetaria con independencia y, por tanto, no pueden verse tentados a adoptar políticas monetarias inflacionistas. En otras palabras, la pertenencia a un área de estabilidad cambiaria obliga a la disciplina monetaria.
  • Beneficios al comercio internacional y a la inversión. La fijación de los tipos de cambio hace más estables y predecibles los precios internacionales, y eso tendría un impacto claramente positivo sobre el comercio y la inversión internacional.
  • Coordinación de las políticas económicas. Bajo un sistema de tipos de cambio fijos no existe la posibilidad que los países se vean inmersos en prácticas de depreciaciones competitivas, con el consiguiente perjuicio a la economía mundial.

Argumentos en contra de un sistema de tipos de cambio fijos

Los argumentos habitualmente utilizados en contra de los tipos de cambio fijos son los siguientes:

  • Ausencia de autonomía en la política monetaria. Si los Bancos Centrales tienen la obligación de intervenir en los mercados de divisas con el fin de fijar el tipo de cambio, no podrán utilizar con libertad la política monetaria (subir o bajar los tipos de interés) para alcanzar el equilibrio interno y externo.
  • Asimetría. Cuando existe un sistema de tipos de cambio fijos suele existir una asimetría en el sentido de que no todos los países tienen el mismo grado de poder a la hora de influir sobre el signo de la política monetaria. Por ejemplo, en el sistema de Bretton Woods fueron los Estados Unidos los que fijaron las condiciones monetarias por sí solos. Esta situación desaparece bajo un sistema de tipos de cambio flexibles.
  • El carácter de estabilizadores automáticos de los tipos de cambio se pierde cuando existe un sistema de tipos de cambio fijos. En un sistema de tipos de cambio flexibles el rápido ajuste de los tipos de cambio fijados por el mercado ayudaría a los países a mantener su equilibrio interno y externo frente a los cambios en la demanda agregada.

Recuerde que...

  • La flexibilidad está más limitada de lo que estaría si el Gobierno hubiera optado por un sistema de tipos de cambio flexibles.
  • Cuando existe un sistema de tipos de cambio fijos el Banco Central precisa disponer de las reservas centrales suficientes para cubrir los desequilibrios en la balanza de pagos.
  • Un país tiene que alcanzar dos objetivos: interno y el externo, para ello debe utilizar políticas de variación y de desviación de la demanda.
  • Argumentos a favor: disciplina, beneficios al comercio internacional y a la inversión y coordinación políticas económicas.
  • Argumentos en contra: ausencia de autonomía en la política monetaria, asimetría y los estabilizadores automáticos de los tipos de cambio se pierden.

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