Trampa de la pobreza

Concepto

Escenario en el que se encuentran determinadas economías que les impide salir de su situación de subdesarrollo. Como consecuencia de los bajos niveles de ahorro que presentan dichas economías, su inversión es escasa e insuficiente para abordar proyectos generadores de mayor crecimiento económico. También recibe el nombre de círculo vicioso de la pobreza.

Países pobres y países ricos

La Revolución Industrial provocó un cambio sin precedentes en los niveles de desarrollo humanos. En los dos últimos siglos las economías han experimentado un gran crecimiento y la población ha aumentado de manera exponencial. En términos generales ha tenido lugar una mejora en el bienestar de los individuos. Sin embargo, tanto el crecimiento como sus efectos, han sido muy desiguales en función de las economías. Unos países crecieron mucho más que otros, por lo que comenzaron a aumentar las diferencias entre ellos. Los ciudadanos de los países que más crecían experimentaron mejoras notables de sus condiciones de vida. Por el contrario, las economías que crecían menos experimentaban mejoras, pero a un menor ritmo que las de los países desarrollados. La consecuencia ha sido que las diferencias entre los países y los ciudadanos de los mismos se han visto incrementadas. Tanto es así que en la actualidad sólo una muy pequeña proporción de la población mundial reside en lo que la ONU denomina países desarrollados (donde se incluyen los EEUU y Canadá, Europa occidental, Japón, Australia y unos pocos más). El resto de la población, la mayoría, reside en los denominados países en vías de desarrollo. Aunque algunos de ellos han experimentado en las últimas décadas un gran crecimiento económico que les ha permitido recortar distancias con los más ricos, muchos de ellos no logran salir de la situación de pobreza en la que se encuentran. Esto provoca que la distancia que les separa del primer mundo sea cada vez mayor. Resulta necesario tener presente que las condiciones de vida en estas economías son extremadamente duras. De hecho, una mala cosecha como consecuencia de una catástrofe climática puede llegar a suponer la muerte por hambre de gran parte de la población. A esto habría que unirle la baja esperanza de vida que presenta su población o la imposibilidad de la misma para acceder a una educación.

Por qué unos países crecen más que otros

Si bien parece que en las últimas décadas las diferencias entre los países de ingresos altos y los de ingresos medios se han reducido, éstas siguen siendo muy importantes con respecto a aquellas economías de menores ingresos. Esto se explica por el escaso crecimiento que estas últimas presentan, frente al superior experimentado por los más desarrollados. Pero, ¿por qué unos países crecen menos que otros? Diversos factores explicarían este hecho:

• a) Un empleo ineficiente de los factores productivos. Se suele tratar de economías que no emplean de manera eficiente los recursos de los que disponen, de manera que no crecen a su nivel potencial. Se suele tratar de economías con una alta presencia de monopolios, elevados impuestos y muy subvencionadas, en las que no se garantizan los derechos de propiedad. Como consecuencia de ello los recursos no se asignan de manera eficiente, lo que desemboca en un escaso crecimiento económico.
• b) La existencia de un sector agrícola poco desarrollado. El principal sector económico en los países en vías de desarrollo es el agrícola. Si éste no es lo suficientemente productivo, no se pueden liberar recursos (población y capital) que permita el desarrollo de otras actividades. Desde esta perspectiva las políticas encaminadas a conseguir aumentos de productividad agrarios resultan clave para lograr un mayor crecimiento económico en el futuro.
• c) Presión sobre los recursos, consecuencia de un crecimiento de la población por encima de la producción. En estos casos, tal y como preveía Malthus, si la población crece más que los recursos se produce un empeoramiento en las condiciones de vida de la ciudadanía que puede desembocar en situaciones de malnutrición, epidemias y, en definitiva, en un incremento de la mortalidad. Las previsiones maltusianas se cumplieron para el período preindustrial. En la actualidad y gracias a la incorporación de mejoras tecnológicas continuas el crecimiento económico se puede mantener a lo largo el tiempo.
• d) Presencia de instituciones ineficientes. Las menores tasas de crecimiento que presentan algunas economías son consecuencia de la falta en las mismas de instituciones eficientes. Como tales se entienden aquellas que logran maximizar el beneficio social. En este sentido las instituciones eficientes serían aquellas que definen y protegen correctamente los derechos de propiedad, provocando con ello que los agentes tengan incentivos para desarrollar actividades económicas. Con ello se logra, en última instancia, un aumento del beneficio social. La existencia de instituciones eficientes explica el cambio en el liderazgo económico desde los países en la Edad Media. Aquellas economías que lograban mejorar la eficiencia de sus instituciones se veían recompensadas con un mayor crecimiento económico. Las que no lo imitaban quedaban condenadas a divergir de las más dinámicas. Así, en la Edad Media, China era la economía más desarrollada del mundo. En el siglo XV gracias al descubrimiento de América, la Monarquía Hispánica vivió su máximo esplendor. Pronto se vio superada por la potencia comercial de Holanda, cuya hegemonía se extendió a lo largo del siglo XVI y parte del XVII para ser desplazada por Gran Bretaña y su revolución industrial.
• e) Falta de infraestructuras que impidan el desarrollo económico.
• f) Falta de ahorro. Es lo que se conoce como trampa de la pobreza, en el siguiente apartado se le presta una especial atención a este factor explicativo.

El círculo vicioso de la pobreza

En una situación de pobreza no se genera el ahorro suficiente necesario para llevar a cabo proyectos de inversión que permitan a la economía salir de esa situación de pobreza. Se genera así un círculo vicioso al que se ha denominado “trampa de la pobreza”. En efecto, en los países con menores ingresos per cápita, la población vive en una situación de subsistencia. Dedican la práctica totalidad de sus ingresos a adquirir alimentos para no morir de hambre. Como no existen excedentes no pueden ahorrar, y si no existe ahorro tampoco hay posibilidad de financiar otro tipo de actividades que no sean las agrícolas. Si se lograra aumentar el capital por persona podrían salir de esta situación, pero el punto de partida, su pobreza, se lo impide.

Sin embargo la evidencia empírica nos demuestra que esta situación no es insalvable. De ser así nunca habría tenido lugar la Revolución Industrial en Gran Bretaña, Alemania nunca se habría industrializado o España no habría logrado converger económicamente con el resto de países del continente europeo. Es cierto que resulta necesario que exista algún tipo de excedente para que la sociedad ahorre e invierta. Por tanto, con que existiera una pequeña clase media que ahorrara se podría salir de este círculo vicioso. En su ausencia, instituciones financieras y organismos internacionales son necesarias para que estas economías escapen de esa “trampa” en la que se encuentran inmersas, proporcionándolas el capital que necesitan.

La inversión directa extranjera (IDE) y la trampa de la pobreza

Para los economistas que achacan a la trampa de la pobreza las diferencias en los niveles de desarrollo de los países, la inversión directa extranjera (IDE) juega un papel muy importante para lograr que el país salga de la situación de atraso relativo en la que se encuentra. Consiste en la colocación a largo plazo de capitales en un país extranjero, con objeto de crear empresas agrícolas, industriales o de servicios con vocación de permanencia en el tiempo. La IDE supone un enorme beneficio al conjunto de la economía receptora, en la medida en que suple la falta de ahorro doméstico generado por los bajo niveles de renta. Por otra parte ese capital incorpora tecnología que no está presente en la economía, y que de otra manera resultaría imposible que se desarrollara en el país receptor de la inversión.

Genera, por tanto, importantes externalidades positivas que benefician al conjunto de la economía sin que las empresas multinacionales se puedan apropiar de los mismos como propios. Permite, en definitiva, aumentar la competitividad del país receptor al incrementar la productividad del capital.

Para que exista un flujo de IDE tiene que darse una condición indispensable, que no es otra más que existan instituciones eficientes, es decir que se definan y protejan los derechos de propiedad. Si no se cumple esta condición resultará difícil que el país consiga atraer inversores extranjeros ya que éstos desconfiarán del país receptor. La razón es que si no se garantizan los derechos de propiedad, en cualquier momento sus inversiones podrán ser expropiadas con el consiguiente perjuicio para ellos.