Concepto
Según recoge la Organización Internacional del Trabajo (OIT), “la población activa está formada por todas las personas que aportan un trabajo para producir bienes y servicios y las que carecen de empleo en ese momento, lo buscan y están disponibles para incorporarse a él. Se compone de ocupados y parados”.
De acuerdo con esta definición, dentro del concepto de población activa se incluye a los ocupados, que son los que están desempeñando un trabajo y reciben una remuneración por ello, y a los desempleados, que son los que no tienen un empleo, pero lo están buscando activamente o en la expectativa de incorporarse a uno y que estarían dispuestos a entrar en el mercado laboral.
Los conceptos anteriores de población activa, ocupados y parados hacen referencia a personas mayores de una determinada edad, colectivo denominado “población en edad laboral”, que en la mayoría de los países son los dieciséis años.
La edad legal mínima para la incorporación en el mercado de trabajo queda fijada por cada país y difiere de uno a otro, así como también puede variar según las épocas. Asimismo, algunos países establecen un límite de edad máxima también utilizado para definir a la población en edad de trabajar.
El conjunto de población con empleo y población desempleada constituye la fuerza de trabajo.
Por otro lado, está la población inactiva, que es la que no realiza una actividad remunerada: personas que no desean incorporarse al mercado de trabajo, personas que se ocupan de su hogar, estudiantes, jubilados, personas que realizan sin remuneración trabajos sociales, entre otros.
De esta manera, el total de la población de una determinada economía con edad de trabajar queda dividido en activos e inactivos.
Ahora bien, entre ambos conceptos se ha definido lo que se conoce como potencial de activos, que está formado por la población activa más los activos potenciales. Estos activos potenciales se extraen del colectivo de los inactivos y que son personas sin trabajo pero que estarían dispuestas a incorporarse a uno si se diesen determinadas circunstancias. En concreto, dentro del potencial de activos están los “desanimados”, es decir, aquellas personas que han dejado de buscar activamente empleo porque creen que si no cambian las circunstancias no lo encontrarán; aquellos que ya no buscan un empleo porque se van a incorporar a uno en un plazo inferior a tres meses; los que están afectados por una regulación de empleo y creen que no se reincorporarán a la empresa; o los que han buscado empleo, pero no de forma activa. La importancia del estudio de esta variable se encuentra en la capacidad que tienen los gobiernos de incentivar su incorporación al mercado laboral y así potenciar el crecimiento económico.
En referencia a la población activa, esta se puede clasificar atendiendo a diferentes criterios: en función de la rama de actividad en que se prestan los servicios, que distingue entre población activa correspondiente al sector primario, secundario y servicios; clasificación según sexo; según edades; según la situación profesional; según el nivel de estudios, entre otros.
El tamaño de la población activa no es estático sino que varía en función de factores tales como la situación del mercado de trabajo, la edad legal establecida para la incorporación en el mercado de trabajo, la existencia de una edad de jubilación obligatoria, los flujos migratorios y factores culturales y sociales.
Por este motivo, existe un gran interés por analizar la relación existente entre la población total, la población activa potencial y la población activa real, así como por la realización de proyecciones de la población activa.
La encuesta de población activa (EPA)
Prácticamente todos los países elaboran estadísticas sobre la fuerza de trabajo. La OIT recoge estadísticas internacionales sobre la fuerza de trabajo desde 1930.
Las encuestas de población activa son encuestas por muestreo de los hogares, realizadas de forma periódica, que tienen como objetivo estimar el tamaño de la población activa en una determinada área o región.
En España, la principal encuesta del mercado de trabajo es la Encuesta de Población Activa (EPA), que elabora desde 1964 el Instituto Nacional de Estadística (INE) y ofrece los datos referidos a ocupados, parados, activos e inactivos.
La EPA sigue la metodología establecida por la OIT y está plenamente armonizada con la Encuesta de Fuerza de Trabajo de los países de la Unión Europea (Labour Force Survey, LFS), lo que permite la comparación con datos de otros países. En 2005 se llevó a cabo la última revisión metodológica de la EPA con el fin de incorporar la nueva normativa europea y la introducción de mejoras en el método de recogida de información.
La EPA tiene una periodicidad trimestral y se realiza sobre una muestra de unas 65.000 viviendas y 160.000 personas distribuidas por todo el territorio nacional. Los datos se recogen por entrevista personal y telefónica, siendo realizada la encuesta por entrevistadores del Instituto Nacional de Estadística. La información es depurada y procesada informáticamente y los resultados se obtienen dentro del mes siguiente al de finalización del trimestre de referencia de los datos. Proporciona resultados detallados para el conjunto nacional y, con menor grado de desagregación, para Comunidades Autónomas y provincias.
Según la definición de la EPA, la población activa está formada por las personas de 16 o más años que, durante la semana de referencia (la anterior a aquella en que se realiza la entrevista), suministran mano de obra para la producción de bienes y servicios o están disponibles y en condiciones de incorporarse a dicha producción. Se subdividen en ocupados y parados.
Esquema de clasificación de la población según la EPA:
- - Menores de 16 años
- - Personas de 16 y más años
- • Activos
- - Ocupados
- • Asalariados (del sector privado y del sector público)
- • Trabajadores por cuenta propia (Empleadores; Empresarios sin asalariados y trabajadores independientes; Miembros de cooperativas; y Ayuda familiar)
- • Otros
- - Parados
- • Que buscan su primer empleo
- • Que han trabajado antes
- • Inactivos
- - Estudiantes
- - Jubilados, retirados y pensionistas
- - Labores del hogar
- - Incapacitados para trabajar
- - Otra situación (rentistas, ...)
La tasa de actividad
La tasa de actividad queda definida como el porcentaje de personas activas sobre el total de personas en edad de trabajar. Refleja la propensión que tiene la población a participar en el mercado de trabajo.

La tasa de actividad aumentó considerablemente en la segunda mitad del siglo XX debido, fundamentalmente, a la progresiva incorporación de la mujer al mercado de trabajo en los países occidentales. El crecimiento de la tasa de actividad ha sido un factor clave en el crecimiento económico que favoreció el desarrollo económico de los países industrializados.
En España, el Instituto Nacional de Estadística, a través de la EPA, ofrece datos acerca de la tasa de actividad, que define como el cociente entre el total de activos y la población de 16 y más años. La EPA distingue entre:
- 1. Tasa global de actividad: cociente entre el número total de activos y la población total. Se calcula a nivel global y separada por sexos.
- 2. Tasa específica de actividad: cociente entre el número de activos para un intervalo de edad y la población correspondiente a ese intervalo (estos intervalos, por lo general, son de diez o de quince años). También se calcula para ambos sexos y para cada uno de ellos por separado.
En el gráfico se observa la evolución de la tasa de actividad de España desde 1976, cuando se empiezan a tener datos homogéneos del Instituto Nacional de Estadística. Aunque el gráfico presenta la unión de varias series con diferentes metodologías, nos permite comprobar cómo han ido evolucionando las tasas de actividad por sexos en nuestro país.
Los principales rasgos que se pueden extraer de dicho gráfico son los siguientes:
Primero, la tasa de actividad de ambos sexos no ha aumentado demasiado en estos cuarenta y cuatro años (menos de 6 puntos porcentuales), y sigue manteniéndose en niveles inferiores a la media comunitaria, por lo que cabe pensar que se deberían impulsar las políticas activas de empleo para que aumente la entrada al mercado de trabajo de determinados grupos de población, especialmente, las mujeres, los estudiantes, o medidas encaminadas a alargar la edad de jubilación, o mejorar los incentivos para una búsqueda activa de empleo por parte de los parados.
Segundo, la diferencia por sexos de la tasa de actividad es muy grande, aunque se ha reducido a lo largo de los años analizados, pasando de casi 50 puntos porcentuales, a algo más de 10 en 2020. Esas diferencias también se han dado en el resto de los países europeos, pero no con esta magnitud.
Tercero, se ha reducido la tasa de actividad masculina en más de catorce puntos porcentuales y lo ha hecho de forma constante hasta mediados de los noventa, sin que se viese compensado dicho descenso por una mayor participación de las mujeres en él. En gran medida este descenso es debido a que la mayor parte de los que estaban en el mercado de trabajo –ya estuvieran ocupados o parados– eran varones, y estos son los que más se pueden ver afectados por la definición de actividad al poder pasar a la jubilación, al llevar más tiempo en paro y pasar a ser “desanimados”, entre otras razones. No es hasta comienzos del siglo XXI cuando la tasa masculina y femenina comienzan a converger.

Y el último aspecto que se puede resaltar del gráfico es la baja tasa de actividad femenina durante todos los años, aunque ha ido aumentando de forma progresiva, especialmente a partir de la década de los noventa y principios del nuevo siglo. Son muchas las razones que se encuentran detrás de esta menor tasa de actividad femenina (incluso comparado con las cifras de la media de la UE), entre otras se podrían mencionar la menor contratación a tiempo parcial en nuestro país, la mayor dedicación de la mujer al cuidado de la familia y las escasas leyes que favorecen la conciliación de la vida familiar y laboral, o también podemos explicarlo por la mayor precariedad del empleo femenino que en épocas de crisis pueden ser las primeras en perder su empleo y las que antes renuncian a seguir buscando uno, entre otras muchas razones.
Recuerde que...
- • La población activa son todas las personas en edad de trabajar, disponibles para producir bienes y servicios, por tanto incluye a los ocupados y a los parados.
- • La tasa de actividad queda definida como el porcentaje de personas activas sobre el total de personas en edad de trabajar.
- • Las encuestas de población activa son encuestas por muestreo de los hogares, realizadas de forma periódica, que tienen como objetivo estimar el tamaño de la población activa en una determinada área o región.
- • La edad legal mínima para la incorporación en el mercado de trabajo queda fijada por cada país y difiere de uno a otro.
- • La población inactiva es la que no realiza una actividad remunerada: personas que no desean incorporarse al mercado de trabajo, personas que se ocupan de su hogar, estudiantes, jubilados, personas que realizan sin remuneración trabajos sociales, entre otros.