Concepto
La Teoría de la Ventaja Comparativa fue formulada por David Ricardo. Se trata, a grandes rasgos, de un modelo económico que explica los patrones de comportamiento del comercio mundial a partir de las diferencias internas de productividad entre los países.
Modelo de producción sin comercio
Supongamos un país que produce dos tipos de bienes: X (vino) e Y (paño). Denominamos PLx al número de horas de trabajo necesarias para una unidad de X (un litro de vino en nuestro ejemplo) y PLy al número de horas de trabajo necesarias para una unidad de Y (un metro de paño). Denominamos L a la cantidad total disponible de Trabajo.
Teniendo en cuenta las disponibilidades de trabajo del país,
PLxX + PLyY ≤ L
En realidad, PLxX + PLyY = L expresa una Frontera de Posibilidades de producción de pendiente: 
Y si esta pendiente vale, por ejemplo, 3, nos indica que para obtener una unidad de X hacen falta el triple de horas que para obtener una unidad de Y, es decir, nos indica el coste de oportunidad que para nuestro aparato productivo supone producir uno u otro bien; producir una unidad de X equivale a sacrificar 3 unidades de Y en este ejemplo. Pero aquel sector capaz de pagar mayores salarios será también capaz de atraer más trabajadores bajo estrictas condiciones de competencia.
Denominamos salario en la industria Y -o del paño- a
y el salario en la industria X -o del vino- será
.
Se producirán ambos bienes si
, pero si
se produciría sólo Y (la economía se especializaría en la producción de paño) y si
se produciría sólo X (la economía se especializaría en la producción de vino).
Pero este modelo sencillo no ha entrado todavía en el comercio internacional, porque si el precio relativo del paño en el extranjero es mayor que en nuestro país, puede interesarnos producir paño para la exportación, y viceversa, luego debemos considerar también qué sucede fuera de nuestras fronteras.
Modelo de producción con comercio
Denominamos a nuestro país 1, mientras que el país vecino lo denominaremos país 2. Supongamos que
o bien, despejando, que
, es decir, que en términos relativos nuestro país requiere más trabajo (es menos productivo) en la fabricación de X (vino) y es más productivo en la fabricación de paño (Y) que el extranjero, ya que requiere menos trabajo que los otros.
En este caso decimos que nuestro país tiene ventaja comparativa en la producción de Y (es más competitivo fabricando Y que produciendo X) y que el otro país tiene ventaja comparativa en la producción de X (y es menos competitivo produciendo Y).
Según el modelo ricardiano, por tanto, nuestro país debe producir y exportar Y, y debe comprar e importar X del otro país. Ambos países tiene una ventaja comparativa y deben especializarse y vender aquello que son capaces de producir mejor y más barato y comprar en el mercado mundial el resto.
Esta es la base del modelo de la ventaja comparativa: los países tenderán a exportar aquellos bienes en los que presentan internamente mayor productividad relativa, superando la errónea idea de que un país sólo puede ser competitivo si supera a la productividad de otros países (que es la base de la Teoría de la Ventaja Absoluta). No basta con que un país presente una alta productividad en una industria comparada con el extranjero, debe presentar alta productividad al compararla con la productividad relativa de otros sectores internos. En otras palabras, un país 1 tiene ventaja comparativa produciendo un bien, si el coste de producir dicho bien en relación con el coste que le supone producir otros bienes es más bajo en 1 que el coste de producirlo en 2, en relación a otros bienes producidos en 2.
Por ejemplo, el principio de la ventaja comparativa explica cómo países de reciente industrialización son capaces de exportar textiles a países más desarrollados, por ejemplo la UE, con relativa facilidad, porque la industria textil de la UE es más productiva, pero la ventaja comparativa que tiene la UE en confección respecto a la ventaja que pueda tener en otras industrias es más pequeña que en esos otros países.
Evidencia empírica y algunas críticas
Se han realizado numerosos estudios y observaciones a fin de determinar el alcance real de la Teoría de la Ventaja Comparativa.
En general, la evidencia empírica parece indicar que es una guía general y no exacta para explicar los patrones del comercio mundial, aunque a medida que el comercio se extiende por un mundo globalizado aparecen más excepciones a la regla y no resulta tan clara. Hoy en día se admite que las diferencias de productividad juegan un papel muy importante en la posición de cada país en el comercio mundial y que dentro de estas diferencias, lo importante es la ventaja comparativa y no la absoluta.
Por ejemplo, el principio de la ventaja comparativa explica cómo países de reciente industrialización son capaces de exportar textiles a países más desarrollados, por ejemplo la UE, con relativa facilidad; porque la industria textil de la UE es más productiva, ventaja absoluta, pero la ventaja comparativa que tiene la UE en confección respecto a la ventaja que pueda tener en otras industrias es más pequeña que en esos otros países y por tanto le interesa importar textiles para exportar otro tipo de bienes con ventaja comparativa mayor.
Por otro lado, si el trabajo fuera el único factor de producción utilizado, las diferencias de productividad se deberían al trabajo, como en el sencillo modelo que hemos expuesto, sin embargo, en el mundo real también las diferencias de productividad se pueden deber a otras causas, tales como la tecnología, o las dotaciones naturales de recursos, como propone el modelo de Heckscher-Ohlin.
Recuerde que...
- • La evidencia empírica parece indicar que es una guía general y no exacta para explicar los patrones del comercio mundial.