Orígenes
La teoría del paseo, camino o recorrido aleatorio, también denominada por su término en inglés, Teoría del random walk, tiene gran trascendencia en numerosos estudios relativos al mercado de valores, al ser considerada como el antecedente de la teoría del mercado eficiente.
El término paseo aleatorio comenzó a utilizarse a comienzos del siglo XX. Parece que el primero que empleó esta expresión fue Karl Pearson en la Revista Nature en 1905. Pearson planteó un curioso y expresivo problema que tenía como objetivo determinar cuál sería el modo óptimo de buscar a un borracho que continúa andando tras ser abandonado en una pradera desierta. Tras su planteamiento, Pearson llegó a la conclusión de que lo mejor sería comenzar su búsqueda por el sitio en el que fue abandonado, al ser este un estimador insesgado de su localización futura; pues, normalmente, el borracho deambularía de forma aleatoria por la pradera y el mejor indicador de su posible movimiento futuro sería precisamente su punto de partida.
Cabe destacar que, a pesar de que el término fuese acuñado primeramente por Pearson, la idea que este plasma en la resolución de su problema tiene su origen en un estudio realizado por Bachelier algunos años antes, concretamente en 1900.
Asimismo, es interesante remarcar que, aunque el término paseo aleatorio haya sido utilizado desde principios del siglo pasado, no fue hasta la década de los setenta cuando fue acogido para explicar el comportamiento de las cotizaciones bursátiles, por la similitud que se encontraba entre el movimiento de los precios de las acciones y el de un hombre borracho, totalmente impredecible.
Concepto
La teoría del paseo aleatorio afirma que la secuencia de los cambios en la cotización de un título se comporta como una variable aleatoria independiente e idénticamente distribuida; lo que supone que las variaciones de los precios de los títulos son impredecibles.
El hecho de que las cotizaciones y sus variaciones sigan un recorrido aleatorio no significa, en ningún caso, que se muevan sin causa que lo justifique, sino que los precios fluctuarán como respuesta a la nueva información, que es desconocida o impredecible y podrá ser, aleatoriamente, buena o mala, provocando así movimientos impredecibles, independientes y aleatorios en las cotizaciones de las acciones.
Implicaciones
Afirmar que los precios de las acciones configuran un paseo aleatorio implicaría que:
- — Los cambios en su cotización constituyen una variable aleatoria caracterizada por tener la misma distribución de probabilidad.
- — Los cambios en los precios de las acciones son independientes de los movimientos producidos con anterioridad, de modo que las series históricas de precios no serían útiles para predecir precios futuros. Es decir, la cotización de un título en el día t no dependería, en ningún caso, de la que se hubiese producido en el día t-1.
- — No sería posible obtener beneficios extraordinarios de forma continuada, superiores al nivel medio del mercado y suficientes para cubrir los costes de transacción derivados de explotar la información contenida en las series históricas de precios. Lo cual tiene como principal consecuencia que la actividad de los analistas técnicos carecería de validez, al trabajar exclusivamente con información histórica, inútil según esta teoría para predecir la evolución futura de los precios de los títulos.
Estas implicaciones permiten deducir que la Teoría del Paseo Aleatorio es la conclusión de la hipótesis de eficiencia en su forma débil y por tanto, la piedra angular de la Teoría del Mercado Eficiente.
Recuerde que...
- • Teoría del paseo, camino o recorrido aleatorio = Teoría del random walk.
- • Tiene gran trascendencia en numerosos estudios relativos al mercado de valores, al ser considerada como el antecedente de la teoría del mercado eficiente.
- • La teoría del paseo aleatorio es la conclusión de la hipótesis de eficiencia en su forma débil y, por tanto, la piedra angular de la teoría del mercado eficiente.
- • El hecho de que las cotizaciones y sus variaciones sigan un recorrido aleatorio no significa, en ningún caso, que se muevan sin causa que lo justifique.