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Economía institucional

Economía institucional

Corriente que se desarrolló con gran importancia en las facultades de economía estadounidenses tras la Primera Guerra mundial. El institucionalismo se basa en investigaciones antropológicas, sociológicas y psicológicas referentes al comportamiento de los individuos, que buscan encontrar los hábitos propios de los mismos y cómo estos hábitos son consolidados por instituciones sociales concretas.

Contabilidad y finanzas

Origen

La economía institucional o institucionalismo, se desarrolló con gran importancia en las facultades de economía estadounidenses después de la Primera Guerra mundial y cuenta entre sus precursores a científicos como John Commons (1862-1945), Wesley Mitchell (1874-1948) y Thorstein Veblen (1857-1929), este último considerado también representante de la psicología económica.

Principios del institucionalismo

Las ideas centrales del institucionalismo se ocupan de las instituciones, los hábitos, las reglas y su evolución, señalando que el institucionalismo no intenta construir una teoría general que lo abarque todo. En cambio, fenómenos complejos son abordados con un número limitado de conceptos comunes y herramientas teóricas específicas, generando así múltiples niveles y tipos de análisis, que se vinculan y permiten intersección entre lo particular y lo general.

El institucionalismo se basa en investigaciones antropológicas, sociológicas y psicológicas referentes al comportamiento de los individuos, que buscan encontrar los hábitos propios de los mismos y cómo estos hábitos son consolidados por instituciones sociales concretas.

Los principios del institucionalismo definidos por Philip Klein en Beyond dissent. Essays in institutional economics son:

“Primero, el institucionalismo distingue netamente entre los determinantes universales de lo que es económicamente posible y los determinantes culturalmente limitados de lo que al fin y al cabo decidimos hacer. Por lo tanto, el segundo principio sobre el que los institucionalistas están de acuerdo es que el énfasis de la economía debería ponerse en la economía misma, como una entidad sociopolítica y culturalmente condicionada de la cual emergen las elecciones económicas de la sociedad. Los institucionalistas ofrecen un significado de la palabra valor muy diferente del de los economistas comunes, quienes a menudo simplemente igualan valor con precio. Cuarto, centrarse en la economía antes que en el mercado implica, también, ofrecer un significado radicalmente diferente al concepto de «productividad» y al concepto relacionado de «eficiencia»...”.

Es así como el institucionalismo se mueve de planteamientos generales respecto a instituciones, carácter evolutivo y adaptativo de los procesos económicos e intervención humana, a teorías especificas relacionadas con las instituciones económicas o clases de economía, circulando de lo abstracto a lo concreto.

Douglas C. North, en su libro “Instituciones, cambio institucional y desempeño económico” (1995), plantea una relación entre los principios de la economía neoclásica y los de la economía institucionalista:

“Definir las instituciones como las limitaciones que los humanos se imponen a sí mismos, convierte esta definición en complementaria a la elección del enfoque teórico de la teoría económica neoclásica. Edificar una teoría de las instituciones sobre el fundamento de elecciones individuales, es un paso hacia la reconciliación de diferencias entre las ciencias económicas y las otras ciencias sociales. La elección del enfoque teórico es esencial, debido a que es preciso construir un conjunto de hipótesis consistente lógicamente y potencialmente comprobable sobre una teoría de la conducta humana... integrar elecciones individuales con las limitaciones que las instituciones imponen a la elección es un gran paso hacia la unificación de la investigación de las ciencias sociales”.

La economía institucional o el institucionalismo fue desechado después de 1930 por no poder proveer un enfoque sistemático viable a la teoría económica y por la noción errónea de que este fue, en esencia, descriptivo y no teórico, lo cual resulta fácil de objetar si se revisan los textos de los economistas ya mencionados Thorstein Veblen y John Commons, donde se hace explícito el énfasis que ambos dan a la importancia de las tareas de la explicación y el desarrollo teórico.

En palabras de Geoffrey Hodgson en The Approach of Institutional Economics (1998): “Los principales argumentos del fracaso del institucionalismo están en otra parte. En particular, el viejo institucionalismo fue parcialmente anulado por un efecto combinado de los cambios profundos en las ciencias sociales en el período 1910-1940, y del encumbramiento, durante la depresión en la década de los treinta, del tratamiento matemático en la economía neoclásica. La psicología conductista y la filosofía positivista, sustituyeron a la psicología del instinto y a la filosofía pragmática, sobre las cuales se había construido el institucionalismo. Con el uso de técnicas formales, los economistas matemáticos apresaron la imaginación, tanto de los teóricos como de los que formulaban las políticas. En comparación, se consideraba al institucionalismo como menos riguroso técnicamente, y por lo tanto inferior”.

Aun así, la crítica más importante al institucionalismo va en el sentido de que no hubo consenso alrededor de cuál sería el núcleo teórico sistemático de la disciplina y, por tanto, no se transfirió a la teoría económica general un sistema teórico integrado, que tuviese la estructura y el alcance de los propuestos, por ejemplo, por Alfred Marshall (1842-1924), Léon Walras (1834-1910) o Wilfredo Pareto (1848-1923).

La nueva economía institucional

Sin embargo, el institucionalismo renace como “El nuevo institucionalismo”, definido por Herbert Simon (1916-2001) como “un tipo de teoría del comportamiento de la institución, que lleva en consideración estructuras sociales y legales para situar las transacciones de mercado”.

De acuerdo con Oliver Williamson, la idea céntrica de la Nueva Economía Institucional defiende que el éxito de un sistema de mercado depende de las instituciones sociales, políticas y económicas que facilitan transacciones privadas eficientes. Su perspectiva de análisis comprende Derecho, Economía, Organizaciones de aplicaciones industriales, políticas públicas. Esta vertiente expande la teoría económica neo-clásica al incorporar análisis sobre derechos de propiedad y costes de transacción al cuadro de referencia ortodoxo, con el objetivo de explicar mejor el comportamiento económico.

Asimismo, a la pregunta: ¿qué es la nueva economía institucional? La International Society for New Institutional Economics, por sus siglas ISNIE responde: “La Nueva Economía Institucional (NIE) es una iniciativa interdisciplinaria que combina la economía, el derecho, la teoría de la organización, la ciencia política, la sociología y la antropología para entender las instituciones sociales, políticas y la vida comercial. Toma prestado de diversas disciplinas de las ciencias sociales, pero su idioma principal es la economía. Su objetivo es explicar lo que son las instituciones, la forma en la que se plantean, a qué fines sirven, como cambian y cómo —si fuera el caso— se deben reformar”.

A los objetivos de la nueva economía institucional, Oliver Williamson comenta que, aunque tal propuesta pueda no parecer “particularmente ingeniosa o innovadora”, sin duda contrasta con la economía neo-clásica, que ve a las instituciones como cajas negras, que reciben “input” de un lado, y más tarde arrojan un “output” del otro lado, desconociéndose lo que ocurre dentro de ellas.

Para Geoffrey Hodgson, el proyecto característico neo-institucionalista radica en el intento de exponer el levantamiento de las instituciones, como la empresa o el Estado, por referencia a un modelo de comportamiento individual racional, indagando sobre las derivaciones imprevistas desde el punto de vista de las interacciones humanas.

De igual manera, Hodgson advierte que una de las principales discrepancias que existe entre la economía institucional y la nueva economía institucional reside en las suposiciones respecto al agente humano sobre las que la nueva economía institucional se basa y que proceden de la tradición individualista. La nueva economía institucional efectúa sus indagaciones económicas suponiendo que los individuos y sus preferencias deben considerarse como dados y conocidos. Esta suposición es también común entre los economistas neoclásicos, quienes consideran que los gustos y las preferencias de los seres humanos no pueden ser la base de la economía y que al ser esta la ciencia de la elección, se deben dar por presupuestados al individuo que elige y sus preferencias.

Recuerde que...

  • Las ideas centrales del institucionalismo se ocupan de las instituciones, los hábitos, las reglas y su evolución, señalando que el institucionalismo no intenta construir una teoría general que lo abarque todo.
  • La economía institucional o el institucionalismo fue desechado después de 1930 por no poder proveer un enfoque sistemático viable a la teoría económica y por la noción errónea de que este fue, en esencia, descriptivo y no teórico.
  • La crítica más importante al institucionalismo va en el sentido de que no hubo consenso alrededor de cuál sería el núcleo teórico sistemático de la disciplina y, por tanto, no se transfirió a la teoría económica general un sistema teórico integrado, que tuviese la estructura y el alcance de los propuestos.
  • Según Oliver Williamson, la idea céntrica de la Nueva Economía Institucional defiende que el éxito de un sistema de mercado depende de las instituciones sociales, políticas y económicas que facilitan transacciones privadas eficientes.
  • Según Hodgson, una de las principales discrepancias que existe entre la economía institucional y la nueva economía institucional reside en las suposiciones respecto al agente humano sobre las que la nueva economía institucional se basa y que proceden de la tradición individualista.

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