Concepto
La eficacia es una magnitud que mide el grado de consecución de un objetivo propuesto por una entidad. Si se ha alcanzado plenamente se dice que se ha actuado con eficacia. Por ejemplo, si una campaña pública de vacunación contra la gripe al final de la misma consigue vacunar a 750 personas de un total de 1.000, que es el público objetivo, se dirá que ha actuado con una eficacia del 75%. Este término presenta el inconveniente de que no considera ni el coste ni el beneficio de conseguir dicho objetivo, ni si existen modos alternativos de lograrlo; la eficiencia sí. Una actuación eficaz no implica eficiencia en la consecución de los objetivos planteados. A la inversa, se puede dar el caso de una entidad que minimice el consumo de factores productivos (actuación eficiente); pero que no cumpla los objetivos preestablecidos (actuación ineficaz). Por tanto, debe tenerse presente en este tipo de análisis que no existe un nivel jerárquico entre eficiencia y eficacia, sino que son dos aspectos alternativos e interconectados.
La eficacia en el ámbito público
En el ámbito de actuación de una entidad pública es frecuente que el cumplimiento de los objetivos previstos (eficacia) se anteponga a la asignación racional de los recursos (en términos de eficiencia), cuando los bienes y servicios producidos y/o provistos por dicha unidad son imprescindibles para satisfacer las necesidades básicas personales y colectivas de los ciudadanos.
En general, la eficacia suele ser difícil de medir en el ámbito público, por lo que la elaboración de este tipo de medida ha experimentado un escaso desarrollo. La principal razón que explica este menor avance en relación al registrado por otras medidas, como la eficiencia, consiste en que los sistemas de datos preexistentes sobre los que se apoyó la confección de las primeras generaciones de indicadores de eficacia apenas recogían información referente a la misma. Esta carencia informativa se explica, además, por dos factores fundamentales: en primer lugar, la recogida de datos referidos a la eficacia necesariamente exige una medida de los impactos de las actuaciones públicas, lo cual obliga a salir fuera de la organización e intentar identificar dichos impactos. Dicha tarea acarrea importantes costes y resulta bastante compleja, por lo que no suele existir una cantidad aceptable de series estadísticas sobre los outputs públicos. En segundo lugar, para efectuar valoraciones sobre la eficacia, es necesario comparar los impactos experimentados con los objetivos originales del servicio público. Sin embargo, en la mayor parte de los casos, los objetivos no se encuentran claramente definidos, y en caso afirmativo realmente no se establecen de un modo que faciliten la cuantificación de las dimensiones más importantes del impacto, en parte debido a las imprecisas demandas del público y a los escasos esfuerzos de las autoridades públicas en especificar su oferta. A pesar de estas dificultades, no debe abandonarse la importante tarea de elaborar indicadores de eficacia ya que suele ser necesario construir variables proxy de los efectos logrados con la prestación de los servicios públicos a la hora de evaluar las políticas públicas.
Recuerde que...
- • Este término presenta el inconveniente de que no considera ni el coste ni el beneficio de conseguir un objetivo, ni si existen modos alternativos de lograrlo; la eficiencia sí.
- • A la inversa, se puede dar el caso de una entidad que minimice el consumo de factores productivos (actuación eficiente); pero que no cumpla los objetivos preestablecidos (actuación ineficaz).
- • En el ámbito público es frecuente que el cumplimiento de los objetivos previstos (eficacia) se anteponga a la asignación racional de los recursos (eficiencia).