Concepto
El Fondo Social Europeo (FSE) es uno de los Fondos Estructurales y de Inversión Europeos (FEIE) creado para promover el empleo, la capacitación del capital humano y la inclusión social en todas las regiones de la Unión Europea.
Fue el primero de todos los fondos regionales y de cohesión (creado en 1960). Sus objetivos de partida eran mejorar las posibilidades de empleo, luchar contra el paro de larga duración, mejorar el empleo juvenil y la adaptación de los trabajadores a las transformaciones industriales de aquellos años.
Hoy en día, dentro de los FEIE, el FSE es el que destina mayor financiación para la creación de un mercado de trabajo europeo más competitivo en el que sus trabajadores y todas las personas que quieran entrar en él, puedan contar con una formación más adecuada a las necesidades de la economía global del siglo XXI, y en el que se promueva la igualdad de oportunidades para todos.
Se rige por el Reglamento (UE) Nº. 1304/2013 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 17 de diciembre de 2013, que establece que el FSE debe mejorar las oportunidades de empleo, reforzar la inclusión social, luchar contra la pobreza, promover la educación, la adquisición de capacidades y el aprendizaje permanente y llevar a cabo políticas de inclusión activas, sostenibles y exhaustivas en el marco de las funciones que le asigna el artículo 162 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea (TFUE); de este modo el FSE contribuirá a la cohesión económica, social y territorial de conformidad con lo dispuesto en el artículo 174 del TFUE. Según el artículo 9 del TFUE, el FSE debe «tener en cuenta las exigencias relacionadas con la promoción de un nivel de empleo elevado, con la garantía de una protección social adecuada, con la lucha contra la exclusión social y con un nivel elevado de educación, formación y protección de la salud humana».
Para lograr estos objetivos las autoridades nacionales y regionales actúan de forma conjunta con la Comisión Europea para llevar a cabo aquellos programas operativos que son presentados y que tienen un periodo de actuación de siete años. Esto implica que todos los proyectos son cofinanciados entre las autoridades nacionales o regionales –privadas o públicas– y las autoridades comunitarias, variando la ayuda entre el 50% y el 85% del importe, dependiendo del nivel de riqueza relativa de la región solicitante. Este sistema, a su vez, implica una gestión compartida por ambas partes y un seguimiento más cercano de la empleabilidad de los fondos en aspectos considerados relevantes.
Desde las perspectivas financieras 2014-2020, el FSE actúa sobre ocho de los once objetivos temáticos de la Política de Cohesión, en concreto:
- - El fortalecimiento de la investigación, del desarrollo tecnológico y de la innovación.
- - Mejora del acceso, del uso y de la calidad de las tecnologías de la información y de la comunicación.
- - Mejora de la competitividad de las pymes.
- - Apoyo de la transición de una economía de bajas emisiones de carbono.
- - Fomento del empleo sostenible y de calidad y apoyo a la movilidad laboral.
- - Fomento de la inclusión social y lucha contra la pobreza y contra cualquier tipo de discriminación.
- - Inversión en educación, formación y aprendizaje permanente.
- - Mejora de la eficiencia de la administración pública.
El FSE también cuenta con la cooperación transnacional, intentando que las aportaciones y experiencias de otros países puedan ser llevadas a cabo para mejorar las reformas necesarias a nivel nacional. Esta cooperación se puede llevar a cabo en tres niveles diferentes: en el Marco Común, que permite que un Estado se beneficie de la plataforma de la Comisión Europea que gestiona temas comunes entre Estados; en el enforque flexible, que no cuenta con una coordinación a nivel central; y en el enfoque mixto, que permite la aplicación combinada de los anteriores.
¿Cómo actúa sobre el empleo y la movilidad?
Todas sus actuaciones en favor del empleo van dirigidas a todos los ciudadanos, pero muy especialmente a los colectivos más desfavorecidos. Todas las crisis económicas van aparejadas en mayor o menor medida a un aumento del desempleo, pero, además, complica las posibilidades de encontrar un trabajo a aquellos que llevan más de un año fuera del mercado laboral. A estos parados de larga duración van dirigidas una parte de las ayudas del FSE, permitiendo que adquieran nuevas competencias o recupere aquellas habilidades que han podido quedar obsoletas durante este tiempo (por ejemplo, ayudando en la reconversión de sus trabajos a actividades más demandadas; o con la formación en idiomas, que a su vez permiten una mayor movilidad internacional). En este sentido, algunos fondos se encaminan a complementar su formación en todos los aspectos que están relacionados con el reto de una Europa más ecológica y con menos emisiones de carbono, así como en la digitalización de la producción y las nuevas tecnologías de la comunicación.
Otro de los aspectos que impulsa el FSE es la reincorporación al mercado de trabajo de los padres tras la baja por haber tenido un hijo. No solo por la posible brecha de cualificación durante la baja, sino, especialmente por la conciliación de la vida laboral y familiar; ya sea dotando de mayor número de plazas en guardería a edad temprana, ya sea, conciliando horarios, o permitiendo el teletrabajo...
Ese déficit de cualificaciones se puede dar en muchos aspectos, no solo por el que se acaba de mencionar, o el que pueden sufrir los parados de larga duración (que también se ha comentado), sino que abarca también a un colectivo como pueden ser los jóvenes que han abandonado sus estudios prematuramente y que sus posibilidades de encontrar un trabajo, con las transformaciones que se están produciendo en todos los ámbitos del tejido productivo, se reducen drásticamente.
Para ello, el FSE presta ayudas para la orientación profesional de los jóvenes y para la búsqueda activa de empleo. En este sentido, es importante el papel que juegan los empleadores para poder contar con jóvenes que están haciendo cursos de formación, o que están en prácticas o que son contratados como aprendices en algunas actividades.
Para ello, la Iniciativa de Empleo para Jóvenes (YEI) dota de recursos adicionales al FSE para aquellas regiones con colectivos que tienen mayor riesgo de paro, especialmente a los “NiNis” (jóvenes que Ni trabajan, Ni siguen estudios, Ni tienen formación) y a las regiones cuyo paro juvenil es superior al 25%. Iniciativa que va asociada a la Garantía Juvenil, ideada para garantizar que los menores de 25 años tengan acceso a una educación de calidad orientada a las demandas actuales de empleo; que puedan contar con un modelo de formación a lo largo de la vida; y que sus salidas profesionales puedan estar garantizada, al menos, con puestos de aprendiz o de prácticas con una duración mínima de 4 meses.
Asimismo, dicho déficit en la formación afecta a los parados en general que pueden no tener las competencias requeridas por un mercado cada vez más intensivo en las nuevas tecnologías, o en los nuevos modelos de comercio y negocio que exigen de una mano de obra más dinámica y que se adapte mejor a todos los cambios que se han producido y que pueden estar por llegar.
Para todo ello, el FSE habilita ayudas que impulsen a todos a entrar mejor preparados en el mercado laboral y promueve la movilidad de los ciudadanos por todo el territorio comunitario (a través de prácticas en el extranjero, movilidad con los programas Erasmus, etc.) como parte de la formación y complemento positivo para poder encontrar un mejor empleo.
Un último aspecto relacionado con el empleo va dirigido a la inclusión social –impulsando la igualdad en el trabajo de las mujeres, los trabajadores mayores, las minorías o los inmigrantes– y la de dar a todos los colectivos oportunidades de empleo, luchando contra la marginación.
El papel de las pymes para el FSE
La Unión Europea tiene muy presente el papel que juegan las pequeñas y medianas empresas (pymes) en la creación de empleo. El tejido empresarial comunitario está constituido por un 99% de pymes, que son las que generan la mayor parte del empleo. Sin embargo, estas empresas sufren con más agresividad los riesgos del cambio productivo de este siglo: la globalización, el mayor grado de competencia o la transformación digital.
Por todo ello, el FSE destina parte de sus recursos a ayudar a las pymes a afrontar estos retos. Es necesario que los pequeños empresarios y autónomos puedan vender sus productos y servicios no solo en el mercado local o nacional, sino aprender a exportar a los mercados comunitarios y los más lejanos. El modelo de exportación de empresas pequeñas difiere mucho al de las grandes multinacionales, por lo que es necesario ayudas económicas para formar a los empresarios en todos los ámbitos: internacionalización, conocimientos legales, financieros o fiscales.
El FSE también potencia la formación de redes empresariales que conecte las actividades entre unas y otras, así como entre empresas más veteranas en su funcionamiento y aquellas que comienzan su actividad. Estas redes de pymes pueden hacer florecer nichos de mercado que puedan ser cubiertos por empresas de reciente creación o impulsar a parados a crear sus propias empresas en dichos mercados.
El FSE y la educación
Otro de los puntos esenciales hacia los que dirige su financiación el FSE es la educación, y cómo hacer de ella un impulso para la creación de empleo y la modernización de las cualificaciones. Por ello, abarca todo el espectro de aquellas enseñanzas que forman para la entrada en el mercado laboral: los estudios de formación profesional, los universitarios, la enseñanza a lo largo de la vida.
El papel que juega aquí el FSE consiste en la asistencia para llevar a cabo acciones que permitan no solo la formación, sino también el acercamiento a las fuentes de empleo, las empresas, mejorando la empleabilidad de los jóvenes. El FSE busca que el aprendizaje sea más activo, adecuado a los cambios que se producen en la sociedad, haciendo que la formación sea más útil y que los estudiantes tengan un espíritu más abierto a una formación a lo largo de la vida que permita mejorar sus conocimientos de forma permanente.
También está impulsando aquellas nuevas carreras que atraigan a aquellos jóvenes que están tentados a abandonar sus estudios o que ya lo han hecho. En donde la docencia es más activa y práctica y les muestra nuevas oportunidades de empleo.
También persigue que la formación continúe en las edades más avanzadas, el “envejecimiento activo”. De esta forma, se pretenden paliar dos problemas que ahora están afectando a la sociedad: la competencia de los más jóvenes sobre los trabajadores más resistentes a los cambios productivos, y las jubilaciones de personas que están aún en edades activas y que podrían continuar trabajando. En este sentido, el FSE anima, por un lado, a las empresas a contratar a personas de edades más avanzadas; y, por otro, a los trabajadores a mantenerse en el mundo laboral adquiriendo nuevas competencias.
Recuerde que...
- • La finalidad del Fondo Social Europeo es contribuir a la cohesión económica y social, mejorando el empleo y las oportunidades de trabajo.
- • El FSE apoya las políticas de los Estados orientadas a lograr el pleno empleo, la inclusión social y el acceso al mismo de las personas desfavorecidas y a reducir las disparidades.
- • Sus prioridades son: mejorar la capacidad de adaptación de los trabajadores; ayudar a las pequeñas y medianas empresas; facilitar el acceso al empleo a los más jóvenes y a los que han abandonado sus estudios; inversión en capital humano a lo largo de toda la vida; potenciar la integración social de las personas desfavorecidas…