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Huella de carbono

Huella de carbono

Indicador del impacto que provoca la actuación del hombre, bien de forma individual, como miembro de una organización, en la elaboración de un prceso, prestación de un servicio o en la fabricación de un producto.

Medio Ambiente

Concepto

La huella de carbono es un indicador del impacto que provoca la actuación del hombre, bien de forma individual, como miembro de una organización, en la elaboración de un proceso, prestación de un servicio, o en la fabricación de un producto…, medida a través de la generación de gases de efecto invernadero (GEI) y en particular de dióxido de carbono (CO2). Es decir, la obtención de un producto implica el uso de otros, su consumo. En este consumo se destruyen unos y se obtienen otros liberando a la atmósfera CO2; cuantificando este CO2 se puede determinar el efecto, la huella que ese producto ha generado. Todas las actividades del hombre generan huella, generan impacto sobre el medioambiente. Esta se puede calcular por producto y también por sector, alimentación, transporte, industria, servicios, etc. De hecho, algunos organismos públicos e instituciones la han calculado, publicado y establecido un plan para su reducción.

El término “huella de carbono” es relativamente reciente; William Rees lo acuñó en 1992. Es un elemento de sensibilización de gran valor, pues ayuda a ser más responsables, a tomar conciencia de los efectos que una actividad ocasiona frente al calentamiento global de la atmósfera. También es una herramienta diferenciadora para aquellas empresas-organizaciones que desean comprometerse con el medio ambiente. La publicación de su valor, su huella, permite valorar su evolución y el efecto de su programa de reducción de emisiones, facilita la comparación consigo misma y con otras empresas, y sirve de comunicación directa entre el productor y el consumidor.

El cambio climático y la huella de carbono

Cada vez es más patente que se ha de convivir con la naturaleza de forma armónica y realizar una gestión óptima de los recursos naturales. Prácticamente todos los países desarrollados, y ya muchos en vía de desarrollo, han efectuado su compromiso, con mayor o menor éxito y conciencia, de velar por los recursos y por tener un desarrollo económico sostenible.

El crecimiento económico se ha vinculado por los países occidentales con la revolución industrial y con el uso (dependencia) de combustibles fósiles, agotables de forma inevitable, y lejos de modelos de economía sostenible en el tiempo. Todo ello está cambiando y es mayor la concienciación por la protección de los recursos y los efectos de una economía no sostenible. El Programa PNUMA (2000) recogió los problemas medioambientales más importantes, y entre ellos destacó el cambio climático y el efecto invernadero. En 2007 el Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) concluyó que el calentamiento global existe y está provocado por la actividad humana (IV Informe de evaluación). Los gases de efecto invernadero (GEI) incrementan la temperatura de la Tierra, por el efecto “rebote” que tiene la radiación solar en estos. Lo que es un funcionamiento normal se ve alterado si se incrementa la proporción en la atmósfera de estos gases.

La temperatura de la Tierra subió 0,76 grados el siglo pasado y subirá entre 1,8 y 4,0 en el presente. La Unión Europea se ha marcado limitar esta subida a 2,0 grados, lo que pasa por reducir las emisiones entre un 20-30 % hacia 2020, y hasta un 80 % en la segunda mitad del siglo XXI (referencia sobre las emisiones de 1990, Protocolo de Kyoto) (IPCC). Existen evidencias de que la mayor parte del calentamiento global lo ha causado las actividades humanas. De hecho la mayoría de actividades que se realizan diariamente (alimentación, transporte), los bienes y servicios que se adquieren y utilizan, conllevan un consumo de energía, lo que significa contribuir a las emisiones de gases con efecto invernadero a la atmósfera.

Algunas estrategias relativamente sencillas para reducir la huella de carbono a nivel personal son sustituir las bombillas convencionales por otras de bajo consumo, regular la climatización, calefacción y aire acondicionado (bajar la temperatura de control en invierno y subir la de verano), reducir el consumo de combustibles (menor uso de vehículos), evitar el consumo de productos con muchos envases y reutilizar estos, etc.

Realizar una estimación de la huella de carbono de las organizaciones, publicarla y establecer medidas de control, es una herramienta de sensibilización de la conciencia medioambiental de los usuarios, permitiendo a los consumidores decidir qué productos comprar en base a la contaminación generada como resultado de los procesos por los que ha pasado. De hecho se ha convertido ya en una demanda del mercado y sobre todo de los mercados internacionales con compromisos de reducción de emisiones en los países que suscribieron el Protocolo de Kyoto. También permite discriminar entre aquellos productores socialmente responsables y los que se han unido de forma masiva al denominado “greenwashing”.

La norma ISO TS 14067, publicada en 2013, es el marco de referencia para el cálculo de la huella de carbono de producto. Tiene su origen en la norma PAS 2050. Basa su cálculo en el análisis del ciclo de vida de los productos (desde la adquisición de las materias primas hasta su gestión como residuo), lo que permite localizar la fase en la que se produce mayor emisión de gases de efecto invernadero y aporta información clara para identificar las oportunidades de mejora. La norma ISO 14064-1, es el marco de referencia para el cálculo de la huella de carbono de una organización, y la ISO 14064-2 para un evento.

El papel de la administración pública ante la huella de carbono

El compromiso con el medio ambiente y el cuidado del medio físico, así como la preocupación de establecer y fortalecer el vínculo entre la economía y el medio ambiente, ha instado a la Administración a la realización de políticas activas de protección. En esta línea se reguló la Ley 2/2011, de 4 de marzo, de Economía Sostenible, que crea el Fondo de carbono para una economía sostenible, y en 2014, se estableció un sistema de compensación a las actividades más responsables con el medio, mediante el Real Decreto 163/2014, de 14 de marzo, por el que se crea el Registro de huella de carbono, compensación y proyectos de absorción de dióxido de carbono.

Fondo de carbono FES-CO2 (Ley 2/2011)

Es un instrumento de financiación climática concebido para reorientar la actividad económica hacia modelos bajos en carbono y que reduzcan la emisión de gases de efecto invernadero, contribuyendo al cumplimiento de los objetivos internacionales asumidos por España. Mediante la adquisición de créditos de carbono vinculados a proyectos limpios se movilizarán recursos que propicien la inversión en estas tecnologías y su viabilidad.

Registro de huella de carbono, compensación y proyectos (Real Decreto 163/2014)

El registro, que es de carácter voluntario, (el Real Decreto que lo regula entró en vigor el 29 de mayo de 2014), nace con la vocación de fomentar la reducción de la huella de carbono por parte de las organizaciones españolas, así como de promover los proyectos que mejoren la capacidad sumidero de España, constituyéndose, por tanto, en una medida de lucha contra el cambio climático de carácter horizontal.

Se estructura en tres fases o etapas que avanza en el funcionamiento del sistema de control, detección y compensación. Y se complementa con la publicación de los documentos de apoyo, herramientas de cálculo y formularios de inscripción necesarios para su funcionamiento.

Las secciones en la que se estructura son las siguientes:

  • A) Sección de huella de carbono y de compromisos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero: Las organizaciones que voluntariamente calculen su huella de carbono y establezcan un plan de reducción podrán inscribirse en esta primera sección.
  • B) Sección de proyectos de absorción de dióxido de carbono: En el caso de que estas organizaciones quieran compensar su huella de carbono, esta compensación podrá llevarse a cabo mediante proyectos de sumideros agroforestales en España, que estarán inscritos en esta sección del Registro. Los proyectos pueden ser de dos tipos: repoblaciones forestales con cambio de uso de suelo, o actuaciones en zonas forestales incendiadas para el restablecimiento de la masa forestal existente (selvicultura). Pueden inscribirse en esta sección personas físicas y jurídicas.
  • C) Sección de compensación de huella de carbono: Por último, esta sección dará fe de las compensaciones realizadas, dando el respaldo institucional a las mismas. Las organizaciones (A) compensan adquiriendo de los proyectos (B) el CO2 absorbido.

Obviamente, para afrontar de forma global el fenómeno del cambio climático, tan complejo y variado, es fundamental un esfuerzo continuado de todos los actores implicados, y el desempeño de políticas activas.

Recuerde que...

  • El término “huella de carbono” es un elemento de sensibilización de gran valor que ayuda a tomar conciencia de los efectos que una actividad ocasiona frente al calentamiento global de la atmósfera.
  • Realizar una estimación de la huella de carbono de las organizaciones, publicarla y establecer medidas de control, es una herramienta de sensibilización de la conciencia medioambiental de los usuarios.
  • El registro de huella de carbono sestructura en tres fases: sección de huella de carbono y de compromisos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, sección de proyectos de absorción de dióxido de carbono y sección de compensación de huella de carbono.
  • El compromiso con el medio ambiente y el cuidado del medio físico, así como la preocupación de establecer y fortalecer el vínculo entre la economía y el medio ambiente, ha instado a la Administración a la realización de políticas activas de protección.
  • El fondo de carbono FES-CO2 es un instrumento de financiación climática para reorientar la actividad económica hacia modelos bajos en carbono y reducir la emisión de gases de efecto invernadero.

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