Concepto
La unión de los comportamientos sociales y económicos habituales con las opciones exponencialmente ampliadas que ofrecen las tecnologías, ha configurado el actual modelo de sociedad interconectada y de sociedad digital, en transición hacia lo que empieza a denominarse sociedad inteligente.
Se puede definir sociedad inteligente como un modelo de sociedad surgida de su precursora, la sociedad digital, que interactúa y se expresa habiendo incorporado la tecnología como un componente más de su ser y de su conciencia, y que asume una relación multidireccional entre seres y máquinas.
Desarrollo
La sociedad inteligente es un concepto o idea amplía y relativamente definible, que comienza a ser citado por una serie de profesionales y pensadores en diversas partes del mundo a partir del año 2015. En España es en el año 2017 cuando se registra la aportación de este concepto por parte de diversos autores, entre los que cabe destacar a Rafael Martinez-Cortiña y a Mar Souto, que aportan interesantes comentarios y blogs de discusión en Internet sobre el significado y trascendencia de esta idea. También diversas instituciones y administraciones públicas españolas comenzaron a utilizar esta denominación en comunicaciones y documentos a partir del año 2017, como es el caso del Ministerio de Energía, Turismo y Agenda Digital y de algunas Comunidades Autónomas.
Este nuevo estadio o paso evolutivo de la sociedad es el producto de la evolución exponencial de la tecnología y su imbricación en la forma de interconectarse entre individuos (P2P) entre máquinas (M2M) y entre individuos y máquinas (P2M-M2P).
En esta nueva sociedad inteligente, la inteligencia artificial, la robótica, el Internet de las Cosas (IoT), las aportaciones del Big Data, la tecnología Blockchain, la neurociencia, la genética, las redes sociales, la economía colaborativa, el desarrollo de las smartcities, etc., son elementos sobre los que se construyen los sistemas socioeconómicos del primer tercio del siglo XXI.
La sociedad digital evoluciona hacia la sociedad inteligente como consecuencia de la convergencia tecnológica y de la concienciación de los individuos sobre su potencial tecnológico y sobre la magnitud de los cambios que se están produciendo en la sociedad y en la economía.
Con todo, aunque la tecnología suele ejercer en muchos individuos una especial fascinación, no siempre la innovación es bien recibida, dado el recelo que despiertan los cambios que puede suponer en hábitos arraigados, en rutinas laborales, en funciones operativas o en muchas profesiones.
En esta transición desde la sociedad digital a la sociedad inteligente es comprensible la inquietud provocada por la transformación del trabajo como factor económico por la desaparición de determinados oficios o profesiones, por la necesidad de cubrir puestos de trabajo hasta ahora desconocidos, por la obligación de reciclarse hacia nuevas habilidades y competencias profesionales, etc., pero también debe ser comprensible la aparición de nuevas oportunidades profesionales, de la mejora de la calidad de vida, del aumento de la longevidad, de la necesidad de aplicar modelos de desarrollo sostenible, de nuevos modelos energéticos y de producción, así como de la desaparición de muchas enfermedades y también, de la multiplicación de la oferta de formación o de ocio y del bienestar general de la sociedad.
Ninguna tecnología está exenta de inconvenientes directos o indirectos: los vehículos ofrecen una asequible y excelente movilidad, pero también son causa de accidentes; los sistemas de calefacción son una necesidad básica para aliviar el frío, pero provocan una elevada polución; las redes sociales favorecen la comunicación global, pero pueden utilizarse con fines delictivos o como instrumentos de control o de acoso. También es evidente que la tecnología digital es vulnerable a los ataques cibernéticos y al uso fraudulento de los datos, pudiendo dañar seriamente la privacidad de las personas y la seguridad de las instituciones.
Perspectivas de futuro
Pensadores y visionarios parecen pronosticar que la sociedad inteligente comenzará a ser un hecho, aproximadamente, en el año 2025. Para esa fecha ya cercana, la computación cuántica empezará a dar sus frutos, las redes de comunicaciones 5G permitirán una asombrosa conectividad y en muchos países funcionarán los vehículos autónomos. Blockchain habrá creado nuevos modelos de negocio y de interacción social y económica, los avances en la medicina habrán ampliado considerablemente la esperanza de vida y el tratamiento de muchas enfermedades, la realidad virtual y la aumentada cambiarán muchos esquemas tradicionales de ocio y de formación, y también de interacción social; y, probablemente, el ser humano, con sus capacidades naturales “de serie”, pero extraordinariamente potenciado por sus nuevas extracapacidades artificiales, entrará en una nueva forma de sociedad transhumanista a partir de 2035, fecha próxima para que se produzca la denominada “singularidad”, es decir, el momento en que la inteligencia artificial podría llegar a ser casi indistinguible de la humana, fecha que los expertos sitúan en el año 2045.
La sociedad inteligente exige calidad en los productos y servicios, quiere conocer en detalle el origen de lo que consume, demanda una experiencia de cliente plenamente satisfactoria y tiene, por primera vez, un gran poder de mercado sobre las empresas y las instituciones, pues valorará y compartirá, como hace ya, su agrado o desilusión sobre los productos o servicios que haya utilizado.
La sociedad inteligente es un hecho reconocido, como demuestra, por ejemplo, la Consulta pública sobre la estrategia digital para una España inteligente, emitida en otoño de 2017 por la Secretaría de Estado para la Sociedad de la Información y la Agenda Digital del Ministerio de Energía, Turismo y Agenda Digital, trascendente en el concepto y en sus objetivos y cuyo contenido e interés sirve de base para el resumen del cuadro siguiente.
Parámetros de una estrategia para la construcción de una sociedad inteligente
Fuente: Elaboración propia a partir de: Consulta pública sobre la estrategia digital para una España inteligente. Ministerio de Energía, Turismo y Agenda Digital del Reino de España, septiembre 2017.
La sociedad digital y la incipiente llegada de la sociedad inteligente configuran un mundo aceleradamente cambiante. El arte, la antropología y la filosofía retratarán y analizarán la magnitud de los cambios en todas las facetas del ser humano.
Así será el emergente modelo de sociedad inteligente, sucesora de la actual sociedad digital y rompedora con la sociedad industrial tradicional.
La sociedad inteligente será intensiva en economía colaborativa, en economía de comunidad y en economía social o participativa. Será también una economía de desintermediación del intermediario tradicional, como ocurre en el sector fintech; si bien, creará otro tipo de intermediarios tecnológicos.
Para algunos sectores de la opinión pública, la sociedad inteligente defenderá una economía alternativa, neoreputacional, fortalecida por las redes sociales y apuntalada en una interpretación de comunidad global que, algunos, quieren ver como un contrapoder, por su carácter rupturista y globalizado.
La tecnosociedad o la sociedad de base tecnológica, consciente o inconsciente, es muy probable que se caracterice por aspectos como los siguientes:
- - Por ser una sociedad más vigilada, más observada y más interpretada por la ingente cantidad de datos que aportará.
- - Por exigir más transparencia y veracidad en la información.
- - Por replantearse su identidad y su trascendencia en el destino del planeta y, también, por reinterpretar su destino cuando, en solo tres generaciones más, viva en otros planetas.
- - Por ser, probablemente, más tolerante, más universal y más interracial.
- - Por reforzar su espiritualidad y su humanismo necesariamente diferenciado de la inteligencia artificial.
- - Por ser más longeva y, con ello, capaz de afrontar planteamientos de más largo plazo.
- - Por sentirse más necesitada de controlar y gestionar eficientemente los recursos naturales que, quizá, la tecnología mitigue en su escasez.
Desde otro punto de vista, para una parte de la sociedad, la revolución tecnológica puede añadir un halo o aureola de reivindicación de un sistema alternativo que, tanto partidarios como detractores, pueden atribuir a su planteamiento.
Puede ser que una sociedad inteligente e interconectada cada vez más, y mejor (o peor) informada, cuestione cada vez más todo convencionalismo, llegando a la esencia misma del Estado y de las instituciones.
La sociedad ha cambiado y sigue cambiando; y puede que destile cierto aire de rebelión contra lo que parecía sólidamente establecido y asumido; y ello genera riesgos, pero favorece también la aparición de nuevos modelos de negocio.
Recuerde que...
- • La sociedad inteligente es un concepto o idea amplía y relativamente definible, que comienza a ser citado por una serie de profesionales y pensadores en diversas partes del mundo a partir del año 2015.
- • La sociedad digital evoluciona hacia la sociedad inteligente como consecuencia de la convergencia tecnológica y de la concienciación de los individuos sobre su potencial tecnológico y sobre la magnitud de los cambios que se están produciendo en la sociedad y en la economía.
- • La sociedad inteligente exige calidad en los productos y servicios, quiere conocer en detalle el origen de lo que consume, demanda una experiencia de cliente plenamente satisfactoria y tiene un gran poder de mercado sobre las empresas.
- • Puede que una sociedad inteligente e interconectada cada vez más, y mejor (o peor) informada, cuestione cada vez más todo convencionalismo, que destile cierto aire de rebelión contra lo que parecía sólidamente establecido y asumido; y ello genera riesgos, pero favorece también la aparición de nuevos modelos de negocio.